Noche de Reyes. Cómo me acuerdo de las que viví de niño.
Era una noche increíble para mí. Era como un oasis en el calendario de una familia acostumbrada a tirar siempre con lo justo. Noche de Reyes era noche de tregua.
Recuerdo que hacíamos un tour nocturno por las casas de los familiares y en todas ellas tenían algo para nosotros. Mi madre no nos dejaba hacer carta a los Reyes porque decía que no estábamos para exigencias, y tenía razón, porque cualquier regalo era bueno aquel día.
Recuerdo un Trivial Pursuit. También una caja de muñecos Transformers que con el tiempo fui perdiendo o me fueron robando, o quizá un poco de ambas. Recuerdo un séptimo de caballería de Playmobil que mi hermana se encargó de ir eliminando poco a poco, como buena india que era. Recuerdo también otros muchísimos regalos malos, como una camisa de pana granate varias tallas y años lejos de mi edad o unos marcos de plata (¿qué sentido tenía eso? ¿Para fundir la plata, venderla y entonces sí comprarte un juego?).
Pero nada de eso importaba al final. Era mejor tener un juguete una temporada y luego no tenerlo que nunca tenerlo.
Igual que es mejor tener ilusión un rato que no tenerla nunca.
Y es mejor un día bueno que ninguno.
Feliz noche de reyes.
19/1000
FUERZA Y PAZ.
Pd: Hablando de Reyes Magos, acuérdate de pedirles mi nuevo libro «Las 48 reglas de la disciplina». Un regalo que viene con otro regalo de mi cuenta. Infórmate aquí: https://joangallardo.es/mi-nuevo-libro-ya-en-preventa/