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—MI ORGANIZACIÓN PERSONAL—
Soy una persona muy organizada.
Bueno, mejor dicho: aprendí a convertirme en una persona muy organizada.
Y tengo esta habilidad tan integrada y trabajada que muchas personas me contratan para que les ayude en este tema.
Aprendí a ser organizado porque mi vida comenzó a sufrir los perjuicios de no serlo. No lo puedo tener más claro: Si la persona es caótica, su vida será caótica, y no al revés.
He visto a personas sumirse en el caos con vidas no demasiado complicadas. Y he visto a personas mantener el control y el orden en vidas altamente difíciles y complejas.
¿La diferencia? Su capacidad para organizarse. Punto.
Aprender a organizarse tiene muchos beneficios y ventajas, pero de entre ellas hay dos que a mí se me antojan esenciales, vitales:
1- El control del estrés. Cuanto más organizado estás, menos estrés sufres.
2- El equilibrio. Cuanto más organizado estás, más eficiente eres y mejor puedes equilibrar las diferentes áreas de tu vida (familia, amigos, pareja, tiempo libre, etc).
¿Quién no firmaría tener menos estrés y una vida más equilibrada? Pues en la organización está la respuesta.
Una vez explicado esto, te contaré cómo me organizo yo el trabajo.
Hay dos clases de emprendedores:
1- Los que comienzan por el trabajo.
2- Los que comienzan por su vida.
Yo siempre opto por el punto 2.
Así que lo primero que hago es priorizar y organizar mi vida y después, el trabajo.
Las punto principales son estos:
1- Las horas de sueño y descanso. Sin esto claro, uno tiene las horas contadas como emprendedor. Si no descansas no rindes, fin. Así que lo primero que hay que hacer es decidir la hora a la que nos queremos dormir y la hora a la que nos queremos despertar. Y acatarla con disciplina y determinación. Sin excusas. Hay que dormir bien y descansar. Basta de tanta épica, pongamos cerebro y cordura al corazón también. Me voy a dormir siempre a la misma hora y me despierto siempre a la misma hora, de lunes a domingo. Ah, y también hago una siesta cada día a la misma hora y de la misma duración. Esto es sagrado porque sin ello, por ejemplo, este correo estaría mucho peor escrito o igual ni lo escribiría. ¿Me sigues?
2- El tiempo en familia y/o pareja y/o amigos. En mi caso, antes va la familia que el trabajo. Pensarás: «Joder, obvio». Sí, obvio en el planto teórico pero… ¿y en el práctico? La prioridad no puede ser sólo de boquilla, se tiene que ver, se tiene que vivir, se tiene que hacer. Yo no puedo mirar a mis hijos a los ojos y decirles «vosotros sois lo primero» y luego verlos una hora al día como mucho porque he estado metido en mi despacho toda la jornada. Bloqueo un tiempo suficiente y de calidad para mi familia, a diario. Aquí se incluye el ocio con otras personas.
3- El tiempo a solas. Dependiendo de la persona, de si es introvertida o extravertida, ésta necesitará pasar X tiempo a solas al día. En mi caso, como tremendo introvertido, necesito bastante rato. Si paso ese tiempo a solas y en silencio, estoy mejor. Si no, estoy peor. Si el emprendedor se dedica exclusivamente a su empresa y a sus obligaciones fuera del trabajo con las personas de su entorno y no se reserva un rato para sí mismo, pronto lo pagará de una manera u otra. Aquí se incluye el ejercicio de los hobbies propios, el ocio personal, etc.
4- Y todo lo demás, trabajo. Una vez aclaro los 3 primeros puntos, dedico el resto al trabajo.
Casi siempre he visto hacerlo al revés. Primero se bloquean las horas a trabajar y luego, lo que quede, para todo lo demás. Si es que hay energía y humor para ello, claro.
Además y para terminar: Hay un aspecto del que ya os hablaré otro día pero que es fundamental para el emprendedor. Y es la importancia de las horas que uno se dispone a trabajar en relación a los servicios y productos que decide lanzar. Muchos servicios y productos son mediocres porque se diseñan en base a la cantidad de horas o de producción que uno se predispone a sacar adelante. Recuerdo un antiguo cliente fisioterapeuta que recibía una media de 10 pacientes al día. Una locura. Le dije: «Tío, hay que bajar eso a 6 o 7 como muchísimo, y luego a 5». Él me dijo que era imposible, que no le saldrían los números. Yo le contesté: «Los números saldrán porque subirás precios y a cambio darás un mejor servicio, menos cansado, más motivado y además tendrás tiempo después para divulgar en tu blog, posicionarte más y también tendrás tiempo para interesarte por tus clientes fuera de vuestras sesiones. Si no lo haces, un día te quemarás y lo mandarás todo al carajo o caerás enfermo». Lo convencí y lo consiguió.
Piénsalo: ¿Qué servicio lanzarías al mercado si sólo pudieses trabajar 7 horas al día? ¿Cómo tendría que ser para que fuese realmente rentable? ¿Y qué producto lanzarías al mercado si sólo pudieses atender una producción reducida? ¿Cómo lo harías para que fuese rentable?
Vale mucho la pena pensar en estas cosas porque abren el marco creativo. Y, como digo siempre: Un emprendedor vale lo que valen sus ideas.
Espero que te sirva y ayude.
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FUERZA Y PAZ.