El trabajo dignifica, se suele decir.
Y creo que es cierto.
Trabajo y dignidad son conceptos hermanados. En mi corazón no puedo separar el uno del otro. Todo aquel que trabaja hace un alarde de dignidad. Porque lucha, se esfuerza y se sacrifica para poder medrar en la vida. Por sí mismo, por los suyos y por la sociedad. Por el mundo.
Aún me acuerdo de la primera vez que, de niño, me enteré de que la gente trabajaba ocho o nueve horas al día. «Algunos incluso más, Juanito», me dijeron también. Me pareció increíble. Desde ese momento comencé a mirar a los trabajadores con otros ojos. Comencé a darme cuenta de los manos destrozadas de los albañiles, de los dedos seccionados de los carpinteros, del pelo cubierto de barniz de los barnizadores, de la sabiduría de los médicos, la constante dedicación de la ama de casa, de la valentía de los empresarios que daban trabajo a la gente… Eran como héroes.
Bueno, de hecho… lo son.
Feliz día del trabajador.
Trabajo & dignidad.
40/1000
FUERZA Y PAZ.
Pd: en mi primer libro «Nunca renuncies a ser feliz» dediqué muchas páginas a hablar sobre el trabajo. No te lo pierdas.