Hablar Sin Hacer Sentir Mal Al Otro.
(Ésta es una entrada de mi newsletter de la semana pasada. Puedes suscribirte gratis AQUÍ)
P: ¡Buenos días, Joan! Antes de nada, gracias por este espacio. Es alucinante que dediques parte del poco tiempo que tienes para responder a las preguntas de tus suscriptores. Mi pregunta es: ¿Cómo puedo decirle a un ser querido que me ha herido sin que éste se sienta mal después? Este tema me trae de cabeza. Muchísimas gracias.
R: Gracias por tu apreciación inicial. Me alegra que lo valores.
Respondiendo a tu pregunta: ¿Qué tiene de malo que se sienta mal por haberte herido? ¿Podemos lamentarnos realmente de algo sin lamentarlo? ¿Puede haber arrepentimiento sin cierto dolor o culpa? ¿Puede haber empatía sin sentir los sentimientos del otro?
Yo no veo que esto sea algo intrínsecamente malo. Lo veo simplemente necesario.
Otra cosa es que recrimines el comportamiento de alguien hacia ti con la idea y el deseo de hacerle sentir mal a propósito, con la idea de hacérselo pagar. Eso sí creo que no está bien.
Si uno no siente y refleja el dolor y el malestar del otro, ¿cómo podría ser consciente de la gravedad del asunto?
—MENTORÍA GRUPAL, ÚLTIMAS PLAZAS—
FUERZA Y PAZ.
La Brújula De Las Prioridades.
Aprender a vivir es tener claras tus prioridades.
Saber qué es lo más importante para ti.
Respetarlo y vivir realmente por y para ello.
No hay más truco. Sólo coherencia. Sentido.
Los síes y los noes dependen de una brújula.
Y esa brújula depende de ti.
FUERZA Y PAZ.
Canto Más Organizado, Menos Estresado.
Lo Fácil, Lo Difícil Y Los Atajos.
Queremos lo difícil de forma fácil.
Y lo fácil lo hacemos justify.
Simplificar rara vez es la primera opción.
No complicarse la vida, como último recurso.
Forzar las cosas y buscar atajos, el primero.
Una vida sencilla es como la vuelta al hogar del que nunca deberías haberte marchado. Siempre.
FUERZA Y PAZ.
Las 2 Claves De La Autoconfianza.
Consejo Para Emprendedores y Empresarios.
(Éste es uno de los últimos correos enviados a mi Newsletter para emprendedores. Puedes suscribirte, gratis, aquí: EL EMPRENDEDOR FELIZ)
—EXPERIMENTOS—
He observado que uno de los errores más comunes entre los emprendedores es su inmovilismo con sus servicios y productos.
Hacen pocas pruebas, pocos experimentos, testean muy poco.
La mayoría de mis clientes emprendedores llevan con la misma oferta desde hace demasiado tiempo y pierden mucho tiempo y energía haciendo pruebas con el márquetin o con la política de precios. Pero apenas intentan crear un producto nuevo, o un servicio diferente.
Y esto es absolutamente clave. Es vital. Y si te fijas, es lo que hacen todas las grandes marcas del mundo.
Ahora seguro que piensas en Converse y dices: «Converse lleva haciendo los mismos zapatos desde siempre». Pues no, mentira. Entra en su web. Hay modelos nuevos constantemente. Hay Converse con plataforma, hay Converse de piel, hay Converse con la goma amarillenta como si hubiesen estado en una caja 50 años, las hay que parece que lleven un kilo de mugre encima, las hay con estampados, las hay tipo bota de baloncesto, las hay incluso con purpurina y las hay con cordones de colorines. Pero lo más importante es que cada dos por tres hay modelos nuevos.
¿Por qué hacen eso?
Están haciendo pruebas. Experimentan.
¿Para qué?
Para extraer información del mercado. Extraer información de ti y de mí.
Lo hace McDonald’s. Lo hace Instagram. Lo hace Nike. Lo hace Zara. Lo hace Milka. Lo hace Monster.
Quizá hayas pensado ahora que Red Bull no, que Red-Bull no lo hace. ¿Seguro? Haz una búsqueda en Google…
A mí no se me ocurre ningún ejemplo. Puede que lo haya, pero será un unicornio, una excepción a la regla.
Mira, muchas veces sucede que un nuevo emprendedor crea un servicio o producto que le funciona y le da cierta rentabilidad. Eso está muy bien. Cuando eso pasa la empresa entera orbita sobre ese producto o servicio volviéndose éste intocable. Y no digo que haya que tocarlo (o sí) pero sí digo que la empresa no puede convertirse sólo en eso. La empresa tiene que seguir teniendo ideas nuevas. La empresa tiene que seguir experimentando. Tiene que seguir lanzando productos nuevos al mercado. Tiene que ofrecer nuevos servicios, diferentes.
Porque con un sólo producto o servicio no se puede conocer bien el mercado.
¿Cómo si no puedes saber que creando un producto por el doble del precio que acostumbras no te comprarían lo mismo?
¿Cómo si no puedes saber que creando un producto por la mitad del precio que acostumbras no te comprarían 10 veces más?
Tienes que usar la fuerza y el poder de la creatividad.
¡Tienes que pensar como Converse, McDonald’s, Monster y la madre que los parió! ¡Si te están enseñando cómo se hace!
Ahora dirás: «Vale, te lo compro, Joan, ¿y ahora cómo hago esos experimentos?».
Bien, te aconsejo que arriesgues en ello algo que puedas perder completamente. No te gastes en experimentar un dinero que no puedas perder. No crees nuevos servicios y productos al tuntún. Sé, sobre todo, creativo, inventivo, porque eso hará que los experimentos sean sostenibles y que puedas hacer muchos a lo largo del tiempo, sobre todo si estás más en el lado del mundo de los servicios más que en el de productos (aunque en este último también puedes hacer maravillas con algo de imaginación).
Y una cosa está clara, la creatividad se mejora creando.
Cuanto más crees, mejor lo harás.
Cuando más experimentes, mejores experimentos harás.
Punto.
Atrévete. Sé valiente. Vale mucho la pena. Porque si lo haces, dentro de no mucho tiempo podrás decir bien alto y claro aquello de: «Conozco el mercado como la palma de mi mano, sé perfectamente lo que funciona y lo que no».
Y eso es la hostia.
—ACCIÓN:
Crea un nuevo servicio o un nuevo producto (sin desatender lo que ya te funciona) antes de que termine marzo y lánzalo al mercado. Luego observa su impacto.
FUERZA Y PAZ.
INFORMACIÓN SOBRE MIS SERVICIOS
Mi Mayor Aprendizaje A Los 30 Años.
(Edición de mi academia, puedes suscribirte AQUÍ y recibir contenido de este tipo cada semana, GRATIS)
—EL MAYOR APRENDIZAJE HASTA LOS 30—
Hoy toca el mayor aprendizaje del período de mi vida comprendido entre los 20 y los 30 años.
Hablamos de una década que discurre entre el año 2004 y el año 2014. A los 20 era tapicero y salía con mi primera novia formal. A los 30 ya trabajaba de lo que hago ahora, me había separado dos veces, tenía un hijo y una niña en camino. Fue, con toda certeza, la época más convulsa y cambiante de mi vida.
A los 21 o 22 años entré en la academia de policía local. A los 23 ejercía y a los 24 lo dejaba. Luego comencé a trabajar de entrenador. Y lo demás y hasta aquí es historia.
A los 20 llegaba justo a fin de mes. A los 25 no llegaba directamente. Y a los 30 ya había puesto orden en ese apartado.
Lo que era mi vida a los 20 no se parecía en nada a la vida que tenía a los 30. No tenía ni los mismos hobbies.
Hacia mis 26 y 27 años pasé el peor momento de toda mi existencia. Toqué fondo y sentí que corría serio peligro de no encontrar el camino de vuelta al hogar. A la vida.
Y ahí aparece la mayor lección de esa década: aprender a perder es ganar.
Porque fue así. En el momento en el que acepté el desastre, el fracaso y la derrota, fue el mismo momento en el que tuve una oportunidad de salir adelante. Fue lo que me permitió asumir e integrar la pérdida, el desastre, y dejar de luchar por darle la vuelta a ciertas cosas.
Esa fue otra de las lecciones de esa década: a veces, rendirse no es de cobardes sino de muy valientes. A veces, lo más cobarde es seguir y hacer como si nada.
Sí, sin duda alguna, esa época fue mi cura de humildad. Entré en los 20 con un ego descomunal y salí de ellos con un ego señalado, acusado y sentenciado. Y doy gracias a Dios por todo lo que tuve que pasar para que esto fuese así.
FUERZA Y PAZ.
Los Sacrificios Del Cambio.
La Puerta Hacia La Valentía.
¿Tienes miedo? Genial, es tu puerta hacia la valentía.
Uno se pasa media vida pidiendo oportunidades y la otra media rechazándolas cuando aparecen.
Hostias, aprovecha. Da un paso al frente y di «esta vez no me esconderé, esta vez prefiero dar la cara y que me la partas».
Por esto a los tipos duros los dibujan con cicatrices en el rostro.
Piénsalo.
FUERZA Y PAZ.
Los Libros Sobre Emprendimiento.
(Éste es uno de los últimos correos enviados a mi Newsletter para emprendedores. Puedes suscribirte, gratis, aquí: EL EMPRENDEDOR FELIZ)
UN POCO DE CONTEXTO
Leo mucho. Muchísimo. Si me conoces mínimamente lo sabrás de sobra. Y no es una vacilada ni un «mira qué cojonudo soy». A mis casi 40 no necesito que nadie me halague. Habré leído más de 2000 libros en mi vida, pero no tengo más mérito que aquel que se ha visto todas las temporadas de los Simpsons o ha visto Juego de tronos 7 veces seguidas. Leo porque me encanta. Casi más que cualquier otra cosa. Tú habrías leído lo mismo que yo si te gustase tanto leer como a mí.
Y te cuento esto porque puedes estar seguro de que me he leído (y releído) prácticamente todo lo que hay que leer sobre emprendimiento, marca personal, finanzas, relaciones, ventas, liderazgo y todo lo que tiene que ver con el mundo de los negocios y la empresa. Así que me veo con el derecho a pensar que mi opinión sobre este tipo de libros se puede tener en cuenta con bastante confianza.
Así que voy a responderte a la pregunta que me han hecho un millón de veces: ¿Sirven para algo los libros sobre emprendimiento?
UN MUNDO UN POCO ESQUIZOFRÉNICO
La crítica que más se suele hacer a los libros de emprendimiento es la siguiente: «Si fuese tan bueno como empresario no haría libros sobre emprendimiento, se dedicaría a hacer negocios».
Qué quieres que te diga. Suena lógico. Pero… ¿vender libros no es un negocio? ¿No puedes concebir a un hombre de negocios de éxito que quiere compartir lo que ha aprendido con los demás? ¿Te parece extraño que una editorial le pida a un emprendedor de puta madre que escriba un libro? ¿Sabes lo bonito que es escribir un libro y dejar ese legado al mundo? ¿Crees, sin embargo, que todo emprendedor exitoso podría escribir un libro que te ayudase? ¿En serio?
Mira, la verdad es esta: he leído libros de emprendedores de mucho éxito, multimillonarios, que no sirven ni para decorar una estantería; he leído libros de emprendedores casi desconocidos que eran una maravilla de principio a fin y he leído libros de emprendedores de éxito cojonudos y otros de falsos emprendedores que eran una puta mierda (cosa obvia quizá).
Es un poco una cosa de locos, pero funciona así. De modo que no queda más remedio que analizar el libro y no al autor. ¿El libro es bueno y sirve? Entonces me da lo mismo si el autor vive debajo de un puente y cena de cucarachas.
Si aceptas esa esquizofrenia, eliminarás un gran sesgo y encontrarás joyas por el camino.
LA RELACIÓN CANTIDAD → CALIDAD
Si me preguntas cuántos libros buenos de emprendimiento hay por cada libro malo te tengo que decir, en primer lugar, que depende de tu nivel. Si aún no has empezado tan siquiera a emprender, habrá más libros que te puedan servir. Si llevas tiempo en el mundo de los negocios, ya tienes un éxito relativo y quieres llevar tus objetivos más allá, entonces te costará más encontrar lecturas que te ayuden. Así de sencillo es.
Y en segundo lugar y atreviéndome a responder a la pregunta, te diré que por cada libro bueno y útil que he leído sobre emprendimiento me he encontrado unos veinte que eran bastante penosos.
Ahora bien, ¿vale la pena? Joder si vale la pena. Pero… ¿por qué? ¿Cómo saber si un libro de emprendimiento ha sido bueno?
ESTA MIERDA ES BUENA
He leído libros sobre emprendimiento que me han dado ideas para mis servicios y productos, otros me han ayudado directamente a ganar miles y miles de euros, otros me hicieron mejor líder, otros me enseñaron a persuadir mejor, otros me dieron más confianza, otros me ayudaron a escribir mejor e impactar a más gente, otros me enseñaron a hacer relaciones comerciales y profesionales, otros me ayudaron a sistematizar, otros me enseñaron a organizarme y otros me ensañaron a planificar. Y otros me enseñaron otras muchas cosas que fueron útiles para mi carrera como emprendedor.
Si un libro te da algo de esto entonces es un buen libro. Un gran libro, diría.
Recuerdo uno en especial que me hizo comenzar mi carrera en el mundo del podcast. Otro, me ayudó a remodelar mis servicios pasando a quintuplicar el valor de mi tiempo. Otro, por 21 euros, me dio una idea para un servicio que provocó una facturación de más de 10000 euros en la primera semana. Si quien lo escribió nada en billetes de 500 o vive en un piso de 90m2 no puede importarme menos. ¿A ti te importaría?
CONCLUSIÓN
Creo que leer libros sobre emprendimiento y todo lo que tiene que ver con ello es obligatorio para cualquier persona que quiera comenzar a emprender o esté, de hecho, ya emprendiendo.
Encontrarás mucha mierda por el camino. Eso seguro. Pero con que des con 4 o 5 libros buenos sobre el tema a lo largo de tu carrera ya valdrá más que la pena. Te lo prometo.
Nos vemos pronto, querido emprendedor.
FUERZA Y PAZ.
No Metas Mierda Bajo La Alfombra.
Lo que se esconde siempre termina saliendo a la luz.
Y en peor forma que cuando se escondió la primera vez.
La valentía. Salvavidas siempre ofrecido pero siempre rechazado.
Sé valiente. No metas la mierda bajo la alfombra.
Porque un día olerá y alguien la levantará.
Y ese día pensarás: «Mierda, no tendría que haber hecho eso».
FUERZA Y PAZ.
Opinión Ajena VS Reputación.
(El siguiente es un texto de mi newsletter, puedes apuntarte gratis aquí)
P: Hola, Joan. Tengo una duda: ¿despreocuparnos de la opinión de los demás conlleva despreocuparnos de nuestra reputación? ¡Muchas gracias por toda tu ayuda y por tu increíble libro!
R: Es una buena pregunta. La cuestión es, ¿por qué tiene que estar reñido? ¿Por qué la única forma de tener una buena reputación es preocupándome por tenerla?
¿Por qué no puedo confiar en mi moral?
¿Por qué no confiar en lo que es correcto hacer?
Yo tengo una reputación muy buena, excelente diría, y jamás me he preocupado por este tema.
Sin embargo, eso no quiere decir que no piense que la reputación es importante. Porque lo es. Es importantísima. Lo que quiero decir es que es más importante fijarte en lo que haces que fijarte en lo que los demás opinan sobre lo que haces.
Tápate los oídos y conviértete en el ser más moralmente recto que puedas. Lo demás, vendrá solo y en el grado que tenga que venir.
—ACCIÓN:
-Piensa cómo podrías mejorar tus estándares morales y confía en ellos. Son más de fiar que la opinión ajena.
FUERZA Y PAZ.
Lo Que Hace Un Buen Amigo. Y Lo Que No.
Un buen amigo no te dejará hacer nada que vaya en tu contra.
Un buen amigo no te dejará que te juntes con malos amigos.
Un buen amigo no te dejará que te hagas daño.
Un buen amigo no te dejará que te mientas.
Un buen amigo no te dejará solo.
Un buen amigo no te dejará hacer el imbécil.
Un buen amigo es un seguro de vida.
Y la mejor manera de conseguir buenos amigos es no perder el tiempo con amigos de mierda. Punto.
FUERZA Y PAZ.
El Fracaso Y Lo Que Opinarán De Él.
No es el fracaso sino lo que opinarán de nuestros fracasos.
Ahí está la verdad. Remuévela y echa un trago, fuerte.
Uno vuelve a nacer el día que se desembaraza de la opinión que los demás tienen de él y de lo que hace.
La libertad bien pudiera ser esto.
FUERZA Y PAZ.
La Disciplina Y La Autoexplotación.
La disciplina no puede ser igual a autoexplotación.
Hay que aprender a estar bien sin hacer nada.
A no sentirse culpable por descansar, por mirar una película o por no estar siendo productivo.
El silencio y la quietud no pueden ser evitados, sino buscados.
FUERZA Y PAZ.
Lo Que Piensas Sobre Ti.
«Lo que un hombre piensa de sí mismo, esto es lo que determina, o más bien indica, su destino».
Esto escribió Thoreau en su libro Walden.
Es de ese tipo de pensamiento que, una vez leído, no puedes abandonarlo sin hacerte la gran pregunta:
¿Y qué pienso yo de mí?
¿Te lo has preguntado nunca?
Porque hay personas que no lo han hecho nunca.
¿Te atreves a responder?
Porque muchos no lo harían.
No podría ser más importante. Lo que piensas de ti determina cómo ves el mundo y cómo vives en él.
Qué crees merecer, y qué no. Qué crees poder, y qué no. Qué te puede esperar, y qué no.
Sólo hay una cosa más difícil que ser justo. Y esa cosa es ser justo con uno mismo.
Responde: ¿Qué piensas de ti?
Podría marcarlo todo.
FUERZA Y PAZ.
El Miedo Al Fracaso Y El Potencial.
El miedo al fracaso asegura no descubrir nunca de lo que serías capaz.
Es así. Hay una relación directa.
Los que no temen fracasar intentan más cosas, fuerzan más, exploran más, aprenden más.
Llegan más lejos. Se encuentran y se descubren.
Puede que no lleguen hasta donde esperaban. Pero es seguro que llegan hasta donde realmente pueden.
Y eso es mucho para la paz interior. Porque hay mucho sosiego en el «yo lo he dado todo, no hay más».
FUERZA Y PAZ.
Se Trata De Empezar.
Se trata de empezar.
La confianza en uno mismo llega después.
Pero… ¿cómo empiezo si no tengo confianza?
Pues se empieza… sin confianza.
Porque no queda más remedio.
En mi barrio las peleas eran algo común. Diario.
A veces te tenías que enfrentar a tipos que no sabías si te podían dar de hostias.
Pero, ¿qué ibas a hacerle? ¿Pedirle unos meses para prepararte?
No. Imposible. Te ponías a ello sin saber si ibas a ser capaz de vencer.
Porque no intentarlo era siempre peor. Mucho peor. Te convertía en un cobarde.
Y eso era lo peor de lo peor.
Mejor magullado que acobardado.
Sin duda.
Así que, ya sabes: EMPIEZA. Aunque no confíes demasiado en ti.
Porque quien se esconde no arriesga. Y por eso nunca gana.
FUERZA Y PAZ.
Un Mundo Fácil vs Un Mundo Con Dolor.
Trocito de una conversación de hoy mismo con un cliente:
—Joan, ¿por qué no puede ser la vida más fácil?
—Contéstame a una cosa: ¿Es un mundo donde existe la valentía y la fortaleza un mundo mejor que uno donde no existiese?
—Supongo…
—¿Lo supones? O lo crees o no. Dime.
—Sí, creo que es mejor un mundo donde existe la valentía que un mundo donde no existe.
—Bien, ¿es posible la valentía sin el miedo?
—No…
—¿Es posible la fortaleza sin el sufrimiento?
—No…
—¿Lo pillas?
—Totalmente, Joan… nunca lo había visto así.
—Me alegro. Recuerda siempre que no es la dificultad sino lo que la dificultad puede dejarte.
FUERZA Y PAZ.
Los Errores Se Pagan. Siempre.
Los errores se pagan. Siempre.
Y no querer asumir esto es una muestra innegable de inmadurez.
Asume con dignidad la magnitud de tus cagadas.
Es como la vez que rompí un jarrón en casa de un balonazo.
Podía esconderlo o echarle la culpa al perro o al viento o a un fantasma.
Total, no se podía demostrar que había sido yo.
«Mamá, lo siento. Lo he tirado yo. Castígame. No me quejaré».
Porque es mejor la penitencia que la culpa.
No tengo ninguna duda.
Mentón arriba. Ojos abiertos. Frente alta.
Y a seguir.
FUERZA Y PAZ.