Insatisfacción – Dinero – Trabajo – Amigos

CONTEXTO

-Cliente usa la sesión para expresar una insatisfacción con la configuración actual de su vida.
-Intentamos descubrir qué la provoca y qué cambios podría hacer para cambiar la situación.

DIÁLOGO

—Joan, estoy muy frustrado.
—Ya te veo. ¿Qué hay tras esa frustración?
—No sé. Que no me gusta la vida que llevo ahora.
—Algo te gustará, ¿no?
—Pues no lo sé Joan.
—Piensa un poco. ¿Algo de lo que tienes ahora mismo en tu vida te parece bueno o que está bien así como está?

Mi cliente se lo piensa un poco. Mira al techo como esperando que la respuesta aparezca ahí escrita. Al cabo de unos minutos (sí, minutos) y sin mirarme responde al fin a la pregunta.

—Bueno, tengo salud. Tengo a mi novia, que es un cielo. Mis padres están bien. Tengo algunos hobbys también.
—Eso está muy bien. ¿Dedicas tiempo a esos hobbys?
—No mucho.
—Eso suena a “nada”.
—Es verdad. No dedico nada de tiempo a mis hobbys.
—Tenemos algo al menos. Una buena pareja, salud, buena relación con la familia y hobbys.
—Sí, eso me hace sentir hasta peor.
—¿El qué?
—Estar así teniendo esas cosas buenas.
—No te censures. Lo que es es lo que es. Ya llegaremos ahí. Ahora dime, ¿qué de lo que tienes ahora mismo en tu vida no es bueno o no está bien como está?
—El trabajo. El dinero. Los amigos.
—Son 3 obstáculos de los gordos, sí.
—Lo sé, los tratas en tu libro como 3 de los grandes obstáculos hacia la felicidad.
—Sí. ¿Qué pasa ahí?
—No me gusta mi trabajo. Quiero ganar más dinero. Quiero ver más a mis amigos.

En este momento saco 3 folios de debajo de mi escritorio. Uno para cada obstáculo. En un folio escribo en grande “DINERO”, en el otro “TRABAJO” y en el otro “AMIGOS”. Cojo el del dinero y un boli y me lo quedo mirando como esperando que me diga qué apuntar.

—No te sigo Joan.
—Estoy esperando a que me digas qué podemos hacer para mejorar tu situación económica.
—Ganar más dinero.
—¿Cuánto más?
—No sé.
—Pues estamos jodidos.
—Ay no sé, Joan. 300 euros más al mes.
—¿Seguro?
—Sí. Con eso notaría una diferencia que me llevaría a una especie de satisfacción.
—Bien. ¿Puedes ahorrar 150 euros al mes?
—Sí. Creo que sí.
—¿Y ganar 150 euros más?
—Hace tiempo que mi jefe me pide que haga horas extras a 15 euros la hora.
—Eso está muy bien, solo tendrías que hacer 10 horas más al mes.
—Sí, y él estaría contento.
—Bien. Pues ya tienes un plan que eliminará el problema del dinero, por ahora.
—Sí.
—Pero ahora dime… ¿eso te quitaría esa cara que llevas encima de los hombros?
—Pues no creo. Del todo al menos no.
—¿Por qué? ¿Tu trabajo no te gustaría más si no tuvieses problemas de dinero?¿No sería soportable cuanto menos?
—Quizá sí. Pero no me veo ahí toda la vida.
—Comprendo.

En ese momento, le entrego el folio del dinero con los puntos claves que hemos comentado y le pido que lo guarde. Justo después, saco el folio del trabajo.

—¿Qué podemos hacer con tu trabajo?
—Mandarlo a la mierda.
—No puedes. Eso agravaría el problema del dinero. Te taparías la cabeza pero te destaparías los pies. Y ya sabes que el frío sube por los pies. Luego llegan los constipados.
—¡Es que estoy encadenado a ese trabajo!
—Paparruchas.
—¿Qué hago pues?
—Espera que te escribo la receta en el folio: “Buscar trabajo y presentarme al menos a dos entrevistas al mes hasta que encuentre una opción mejor que la que tengo”.
—Hace mucho que no hago una entrevista ni entrego un currículum…
—¿Y qué?
—No sé si se me dará bien.
—La práctica hace la habilidad. Ya aprenderás ya cuando lleves 6 o 7 entrevistas.
—Supongo…
—¿Lo harás? No me hagas perder el tiempo. Si lo único que quieres es quejarte de tu situación lo mejor será que busques a algún colega con quien hacer eso. Si me lo cuentas a mí es para buscar soluciones. Acción. Agallas. Cambios. Riesgo. Incomodidad.
—De acuerdo. Lo haré.
—¿Lo prometes?
—Sí.
—Mira tío, lo que de verdad angustia es pensar que no tenemos opciones. Que lo que hoy tienes aquí y no te gusta será así para siempre o para muchos años.
—Completamente cierto.
—Pues te acabo de demostrar que eso puede cambiar. Pero tienes que hacer que suceda. Provocar que sea probable que el cambio llegue.
—Agitar el avispero, como dices tú siempre.
—Exacto.
—Lo haré Joan. Prometido.

Le entrego el folio del trabajo y pasamos al folio de los amigos.

—¿Qué sucede con tus amigos?
—Que no los veo apenas.
—¿Por qué?
—Porque no coincidimos.
—Esa frase es un eufemismo.
—Vale, porque no los llamo para quedar y ellos tampoco a mí.
—Pues llámalos tú.
—¿Por qué yo?
—Porque te tengo a ti delante, no a ellos.
—¿Y si no quieren quedar?
—No lo sabremos si no los llamas.
—Ya, pero… ¿y si no quieren quedar?
—Pues ya no podrás llamarlos amigos.
—Puede pasar… hace tiempo que no cuido mis amistades.
—Podrías empezar por ahí.
—¿Por dónde?
—Por un “hace tiempo que no te llamo, lamento haber descuidado nuestra amistado, lo siento de verdad. Me gustaría verte para tomar un café cuando tú digas”.
—No sé si mi orgullo me dejará hacer eso…
—Uno elige hacerse amigo de su orgullo o hacerse amigo de la felicidad. Si tu elección es esa puedes romper los 3 folios y marcharte ahora mismo porque significará que no puedo ayudarte con lo que me pides.
—No, no. Está bien Joan, lo haré.

El cliente está a punto de llorar mientras dice “he desatendido demasiadas cosas importantes en mi vida que me daban mucho…”.

—¿Algo más Joan?
—Sí, esto te va a llevar un tiempo. Corto o largo no lo sé. Es importante que empieces a hacerte amigo de ti mismo de nuevo. Debes retomar tus hobbys. Urgentemente. No podemos cambiar de trabajo en un día, ganar más dinero en un día ni recuperar a tus amigos en un día pero sí puedes reencontrarte o al menos empezar a hacerlo hoy mismo, pues de todo lo que hemos tratado hoy ESO ES LO ÚNICO QUE DEPENDE ABSOLUTAMENTE DE TI. ¿Me has entendido?
—Tienes toda la razón. Te juro que me pondré ya con mis hobbys. Esta misma tarde.
—Hoy y todos los días. Estrecha el lazo contigo. Al máximo. Cuando llueva fuera, encuentra un refugio en ti.
—“Un refugio en mí…”
—Retén eso.

Mi cliente se seca las lágrimas y me pide un abrazo. Se va con los ojos hinchados pero sonriendo. Ahora ya tiene un mapa. Recorrerlo y dar con los tesoros ya es cosa suya.

Espero que te ayude o que te sirva para ayudar a otros.

FUERZA Y PAZ.

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¿Sólo se aprende a través de libros de ensayo?

Yo mismo dije una vez “yo solo leo ensayos, tengo mucho por aprender y no quiero perder el tiempo con novelas”.

Fue así durante mucho tiempo hasta que, irónicamente, leyendo uno de mis ensayos favoritos vi cómo el autor recomendaba multitud de novelas hasta el punto que parecía fuertemente influenciado por ellas. Entonces me lancé y aunque obviamente había leído algunas novelas en mi vida me dediqué a leer novelas y escritos de no-ficción como nunca antes… y Dios, cuánto aprendí.

Y cuánto sigo aprendiendo.

Ahora leo una novela, escrito de no-ficción, libro de historia o biografía por ensayo.

¿Y qué he ganado con el cambio? Todo esto:

  1. Escribo mejor. De no haber leído a Hemingway, Carver, King, Foster Wallace o a Chéjov no habría llegado jamás a escribir como escribo hoy. Simplemente no habría alcanzado el nivel necesario para plasmar mi filosofía en palabras.
  2. Más filosofía. Hay muchísima filosofía en libros que no son ensayos. Soy mejor filósofo y pensador después de leer a Dostoyevski, Tolstoi, McCarthy, Camus, Huxley, Kundera o Landero.
  3. Vocabulario. He ampliado tanto mi vocabulario leyendo obras que no son ensayos que puedo pensar y elaborar pensamientos con mucha más eficacia que antes. Recuerda que solo puedes pensar con las palabras y términos que conoces.
  4. Erudición. Mi nivel de erudición es, paradójicamente, mayor que cuando solo leía ensayos.
  5. Leo mejor los ensayos. Me cuesta mucho menos leer ensayos difíciles o antiguos gracias al punto 3.
  6. Historias. Las novelas tienen la magia de entregarte una idea, concepto o incluso una filosofía a través de una persona, un personaje. Y eso hace que se integre mucho mejor al personalizarlo y empatizar con él. El ensayo, al estar casi siempre despersonalizado no consigue este efecto.
  7. Una nueva pasión. Leer libros aparte de los ensayos te abre un universo nuevo de obras por leer. Y eso es una maravilla. Al fin y al cabo, seamos sinceros… los ensayos realmente excelentes escasean y es fácil para el lector intensivo dar pronto con un muro que le lleve al aburrimiento y la desidia. Si eso pasa, el lector dejará de serlo en muy poco tiempo.

Ahí lo tienes. Casi nada.

Dicho esto, espero haberte animado a leer otras obras. Te dejo aquí una serie de sugerencias por las que respondo personalmente con mi sangre como aval:

¡A LEER!

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Paciencia y resultados.

Te voy a confesar un buen hábito que tengo cuando me encuentro en lugares y momentos donde no puedo aprovechar para leer como por ejemplo en la cola del súper:

      1. Saco el teléfono y abro la app de YouTube.
      2. Miro los vídeos que YouTube me recomienda (que la verdad suelen estar muy bien recomendados) y me dedico a guardar los que más me interesan para escucharlos después en el coche, dando un paseo o yendo a pie al trabajo o volviendo del mismo.

No miro más vídeos de YouTube que los que caen en este hábito. Y es uno de mis mejores hacks. Pruébalo.

Pues bien, llevo unas semanas escuchando diversas entrevistas en esta plataforma a personas de diferentes ámbitos que han conseguido labrarse un éxito brutal en su profesión desde cero. En concreto escuché a 4 de estos triunfadores. Uno de ellos tenía un canal en youtube de varias decenas de millones de suscriptores. Otro, tenía un blog que recibía cerca de medio millón de visitantes únicos AL DÍA. El penúltimo tenía un podcast con 100000 seguidores y la última persona, una joven, tenía una newsletter con más de medio millón de suscriptores.

LA LECHE.

Pero lo que más me llamó la atención de todos ellos no fue lo inteligentes o no que me parecieron. Tampoco es que fuesen pioneros en lo que hacían ni que lo hiciesen de una forma demasiado especial. No eran excepcionalmente brillantes. Tampoco estrafalarios ni que se dedicasen a llamar la atención sin más. Algunos de ellos no eran tan siquiera guapos o guapas.
No, lo que más me llamó la atención fue lo pacientes, constantes y perseverantes que fueron hasta alcanzar el éxito. Pero cuando digo que fueron pacientes, constantes y perseverantes es que quiero decir que lo fueron por encima de la concepción habitual del término.

El chaval de youtube empezó a tener ÉXITO con mayúsculas cuando llevaba 12 años en la plataforma.
El del blog llevaba desde 2009 con él.
El del podcast llevaba con su programa casi desde la creación de los portales para podcast.

La chica de la newsletter llevaba 7 años escribiendo 3 mails semanales SIN FALLO.

ESA ES LA CLASE DE PACIENCIA, CONSTANCIA Y PERSEVERANCIA DE LA QUE HABLO.

La cuestión es que estas personas no alcanzaron el éxito hasta hace relativamente poco por lo que tienes que imaginarte y centrarte en el hecho de que pasaron muchos años trabajando en sus proyectos sin recibir apenas compensación o gratificación por ello. Y pese a eso, siguieron insistiendo.

LEE BIEN ESTO:
1- ES MUY DIFÍCIL QUE ALGUIEN QUE LLEVE MUCHOS AÑOS HACIENDO ALGO NO TERMINE CONVIRTIÉNDOSE EN ALGUIEN MUY BUENO EN LO QUE HACE.
2- CUANDO ALGUIEN ES MUY BUENO EN LO QUE HACE, TERMINA RECIBIENDO LAS RECOMPENSAS QUE MERECE.
3- ESTAS PERSONAS NO TIENEN ÉXITO POR LOS AÑOS QUE LLEVAN INSISTIENDO, LO TIENEN PORQUE SON MUY BUENOS EN LO QUE HACEN. PERO SON MUY BUENOS EN LO QUE HACEN PORQUE LLEVAN MUCHOS AÑOS INSISTIENDO.

NADA EXCEPTO LA MUERTE PUEDE FRENAR A LA PACIENCIA, LA CONSTANCIA Y LA PERSEVERANCIA. PUNTO.

Sea lo que sea que deseas hacer, si lo haces durante el tiempo suficiente lo más probable es que termines teniendo éxito en un nivel u otro. Quizá no tan exagerado como el de estas personas de las que te he hablado hoy pero… ¿hace falta tan siquiera ese tipo de éxito? Porque con un 10% de sus éxitos uno tiene la vida arreglada…

No tienes la culpa de no tener talento pero sí tienes la culpa de no ser más paciente, constante y perseverante. Lo primero no tiene solución, lo segundo sí.

ESPERO, DE TODO CORAZÓN, QUE TE SIRVA Y AYUDE.

FUERZA Y PAZ.

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No me atrevo a dejar a mi pareja.

CONTEXTO:

Cliente comienza las sesiones conmigo porque duda si seguir con su relación de pareja.

Se refiere a sí mismo como alguien que no sabe estar solo, con mala autoestima y con una autopercepción pésima.

Tiene un buen trabajo, gana bastante y tiene buena relación con amigos y familia.

Tras contarme con más detalle su caso pasamos a entablar el siguiente diálogo centrándonos en la pareja:

DIÁLOGO:

– Joan, si en teoría todo me va tan bien, ¿por qué me siento tan mal?
– ¿Tú qué crees?
– No lo sé.
– Bueno, pero alguna teoría tendrás al respecto… ¿no?
– No.
– ¿Y una apuesta al respecto?
– ¿Cómo?
– Si tuvieras que apostar todo tu dinero a una explicación, ¿cuál sería?
– Vamos, que estoy obligado a responder… ¿verdad?
– Sí. Lo has pillado.
– Pues… a ver… diría que me siento tan mal porque no me atrevo a dejar a mi pareja.
– ¿Y eso qué significa exactamente? Porque puede significar muchas cosas…
– ¿Por ejemplo?
– Puede querer decir que te sientes mal por el daño que le harías si la dejas o porque tienes dudas sobre si dejarla o no y eso te hace sentir mal de base.
– ¿Hay más?
– Sí, claro. Hay una que es la que yo pienso que es.
– ¿Una de las que ya has dicho?
– No.
– ¿Entonces cuál?
– Dímela tú.
– No lo sé.
– Y un huevo. Dila.
– No lo sé Joan.
– No te creo. Sabía que eras cobarde pero no que eras un mentiroso.
– …
– Dilo.
– ¡Está bien! No la dejo porque me da miedo. Porque temo arrepentirme. Porque temo no encontrar nada mejor. Porque temo no ser tan bueno como para merecerme nada mejor. Porque temo pasarme 3 años sin tener sexo si la dejo. Porque temo que ella acabe con otro tío mejor que yo. Porque temo morirme solo. Porque temo que nadie más me quiera nunca más.
– Joder si lo sabías, ¿eh?
– Perdona Joan, no quería hacerte perder el tiempo ni engañarte… la verdad es que nunca lo había verbalizado así. Oyéndome he sonado patético.
– ¿Sabes como qué has sonado?
– Dime Joan.
– Como una persona con bajísima autoestima.
– Sí, lo sé.
– Déjame hacerte una pregunta.
– Dale.
– En tu misma situación, ¿cómo pensaría una persona con una buena autoestima?
– ¿En comparación a lo que he dicho antes?
– Sí.
– Pues imagino que diría algo como “tengo miedo de arrepentirme, claro, pero sé que si esta relación no me llena lo único que tengo que hacer es arreglarla o romperla. Y como ya he visto que no se puede arreglar, tengo que romperla. No sé qué traerá el futuro pero… lo que trae el presente no me satisface, no me suma sino al contrario: me resta. No sé lo que pasará pero sé lo que tengo que hacer”.
– Guau… impresionante. Has sonado como todo un maestro de la  autoestima.
– ¿Qué hago Joan?
– Ahora ya sabes cómo piensa alguien con buena autoestima. Y si sabes cómo piensa también puedes deducir cómo actúa.
– Sí… será difícil. Me costará. Pero lo haré.
– Eso me suena bien.
– Pero Joan, ¿me dolerá?
– Sí, claro.
– ¿Y la parte buena?
– La mejor de todas. La de tener la paz de espíritu que tiene aquel que hace lo que es debido. Pese a todo y pese a todos.
– Paz interior… hace mucho que no la tengo. No me acuerdo casi de lo que es pero sé que la echo de menos.
– Pues ya sabes. Recuerda que me tienes cerca, no pasarás por esto completamente solo. Cuando dudes, llámame.
– ¿Dudaré?
– Claro, como todos. Temblarás incluso. Tendrás miedo. Pero recuerda que el miedo no hace al cobarde.
– ¿No?
– No. Piénsalo. Un valiente es aquel que ha superado un miedo. Eso significa que antes lo ha sentido. No puedes superar algo que no vives o sientes. Un cobarde es aquel que se deja poseer por el miedo hasta el punto de la paralización y hasta el punto de regalarle lo que le quede de vida.
– Comprendo… ahora lo comprendo todo. Todo.
– Ahora ya lo sabes. Adelante.
– Gracias Joan.

Espero que te ayude o que te sirva para ayudar a otros.

FUERZA Y PAZ.

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¿Tienes hobbies? Pues deberías.

Sí, existe una relación directa entre la felicidad y los hobbies.

Ojo, no todos los que tienen hobbies son felices pero sí que todos los que son felices tienen hobbies.

No puedo evitar ver cómo este asunto se sigue infravalorando tanto. Cada vez veo más presente la culpa en las aficiones y me plantean más a menudo la pregunta de si «no debería estar haciendo algo más productivo».

No hemos venido a ser productivos.
Hemos venido a ser felices.

Si una persona no puede usar su tiempo en hacer cosas que ama, ¿qué significado tienen las horas de trabajo y deberes? ¿Para qué sirve atender compromisos y obligaciones si no es para no hacerlo el resto del tiempo libre de toda culpa y remordimiento?

Los hobbies o las aficiones son de extrema importancia. La sensación de felicidad depende, en grandísimo grado, de la sensación de hacer cosas que nos gustan y hacerlas en mayor número que las cosas que nos disgustan.

Leer, pintar, jugar a juegos de mesa, escuchar música, ver películas, escribir, entrenar, ver documentales, coser, hacer escultura, la carpintería, cuidar el jardín, etc. Son prácticas maravillosas a las que entregar una parte notable de nuestro tiempo en la tierra.

Yo no veo el momento de poder volver a dibujar y tocar la guitarra, por ejemplo. Y sé que mi vida será mejor haciendo esas cosas que no haciéndolas.

¿Y tú?
¿Tienes hobbies?
¿Cuáles son?
¿Qué hobby podrías introducir y que tuviese el poder para sumar felicidad a tu vida?

Espero que este correo te sirva y ayude.

FUERZA Y PAZ.

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5 libros muy famosos pero que son realmente buenos.

P: Hola, Joan. ¿Lees libros conocidos o famosos? Es que no siempre he encontrado una gran calidad en esas obras tan vendidas. ¿Me puedes recomendar algunos best-sellers que sí te hayan encantado?

R: Me encanta tu pregunta porque me encanta recomendaros libros.

Sí, estás en lo cierto, que un libro se venda mucho o sea muy famoso no necesariamente significa que sea una obra de alta calidad. Por ejemplo, «El alquimista», de Coelho, es una de las obras más vendidas de la historia (en muchos rankings aparece en el número 14 con 65 millones de libros vendidos) y a mí no me parece un buen libro. Sé que a mucha gente le encanta y me parece genial pero a mí me dejó más bien frío.

Pero como me estás preguntando a mí entiendo que cuentas con la subjetividad de mi criterio. Así que, vamos allá:

5 libros muy pero que muy famosos pero que en realidad son muy pero que muy buenos:

1- El principito, de Saint-Exupéry – Increíble, unas 140 millones de copias vendidas, y con razón. Es uno de los libros más bellos que he leído jamás. Me conmueve hasta el alma. Puedes comprarlo aquí: https://amzn.to/3LGNT8q

2- El mundo de Sofía, de Jostein Gaarder – Más de 20 millones de copias vendidas. Encantadora novela que esconde un repaso a la historia de la filosofía. Si te gusta la filosofía (entiendo que sí si estás aquí) lo tienes que leer en algún momento. Puedes comprarlo aquí: https://amzn.to/3Wti3Rg

3- 1984, de George Orwell – Más de 25 millones de copias vendidas. Una gozada de principio a fin. Un libro que se lee muy rápido y no por mérito del lector sino del escritor. Una obra que, en su día, presentaba un mundo futuro que poco a poco se va materializando. Profético. Puedes comprarlo aquí: https://amzn.to/3YpblP9

4- Martes con mi viejo profesor, de Mitch Albom – Más de 20 millones de copias vendidas. Otro de esos libros que se recomiendan siempre. Yo me resistí durante mucho tiempo a leerlo porque me parecía, precisamente, sospechoso que tanta gente lo recomendase. Y me arrepiento. Porque es una maravilla. Lo he leído 4 o 5 veces y siempre termino llorando. Una oda a la vida desde la cercanía de la muerte. Imprescindible. Puedes comprarlo aquí: https://amzn.to/4fnizJo

5- El guardián entre el centeno, de Salinger – Más de 70 millones de copias vendidas. Quizá el más complicado de la lista pero merece cada neurona que se le dedique. Si lo vas a leer presta mucha atención al principio o de lo contrario no entenderás la novela. Uno de mis preferidos. Puedes comprarlo aquí: https://amzn.to/4dmdHCC

Hay muchos más, si gusta este formato haré más ediciones.

¡A LEER!

FUERZA Y PAZ

Dios, El Sufrimiento Y La Fortaleza.

Cuando me toca sufrir pienso en muchas cosas pero… sobre todo, pienso en Dios.

Pienso en la cruz. Pienso en que nunca viviré nada peor que lo que Jesús vivió. Y cuando lo hago, me niego ante la posible queja pues me veo sin derecho a quejarme. Miro mi dolor en el espejo de la cruz y en la carne despegada de Cristo, así, en el mismo momento, me duele ya menos porque pienso en lo lejos que está de ser realmente un dolor «insoportable» de verdad.

Pienso también en que siempre le he pedido a Dios ser lo más fuerte y humilde que pueda. Y para eso, Dios sólo puede enviarme situaciones que me hagan fuerte y humilde. Así, Dios me manda pasar por lo que necesito para hacerme más fuerte y humilde.

Está claro que prefiero no sufrir a sufrir.
Pero más prefiero ser fuerte a no serlo.
Y si para hacerme fuerte tengo que sufrir, que así sea.

FUERZA Y PAZ.

Reflexiones sobre márquetin, audiencias y productos.

Reflexiones entre amigos sobre el márquetin, las audiencias, los productos y los servicios y de cómo, quizá, tenemos menos poder del que queremos creer.

 

 


Tengo 3 teléfonos y sólo tengo whatsapp en uno de ellos y es para cosas del trabajo. Pero la verdad es que ahí hago un poco de trampitas porque estoy en un grupo de esos del demonio con un grupo de buenos amigos donde a veces hablamos sobre la vida, la filosofía, la política, el trabajo, libros y demás cosas.

La cuestión es que todos somos empresarios y todos hacemos algún tipo de labor divulgativa, por lo tanto, todos tenemos nuestras respectivas audiencias que, en algún momento, nos dan de comer.

Con todo esto, ayer mismo nos pusimos a hablar de márquetin. Y tengo la sensación de que a todos nos gusta y no nos gusta al mismo tiempo. Me explico.

Nos gusta porque, por fuerza, hemos tenido que informarnos mucho sobre ello y hemos terminado por cogerle algo a lo que podríamos llamar «cariño». Y no nos gusta porque, en el fondo, todos los emprendedores tenemos la misma fantasía: vender sin tener que hacer márquetin. Es decir: vender sin tener que vender.

Hablábamos también de que, inevitablemente, si quieres escalar mucho un negocio también habrá que escalar en algún momento la estructura, los recursos y, por supuesto, el puñetero márquetin. Por suerte, ninguno de nosotros estamos en ese punto. Casi estamos más en querer «desescalarlo» a cambio de tener más tiempo libre y menos trabajo.

—Si por trabajar un 50% menos tuviese que perder el 30% de mis ingresos… lo firmaría ahora mismo —dije yo en algún punto de la conversación.

Creo que el resto de mis colegas piensan lo mismo.

Luego estuvimos conversando sobre nuestros servicios y productos. Sobre cuáles se vendían mejor y cuáles no. Yo les explicaba que jamás he hecho márquetin directo de mis mentorías 1 a 1 pero que llevo más de 10 años con la agenda llena. Pero, por otra parte, otros proyectos no se vendieron ni con todo el márquetin del mundo.

Y aquí viene lo bueno del artículo de hoy.

Esos proyectos que no vendieron como yo esperaba eran… buenos proyectos. Buenos productos. Buenos servicios. Diría que incluso MUY BUENOS.

Pero, claro, se los intentaba vender a mi audiencia, una audiencia orgánica al 100%. Una audiencia que llevo 15 años creando (o que se ha creado a sí misma) poco a poco, persona a persona. Una audiencia que, en su momento, me pidió que crease mi mentoría 1 a 1 a viva voz, casi como una exigencia.

Mi audiencia sólo me ha pedido dos cosas: mentorías 1 a 1 y libros. Y eso es lo que me han comprado sin yo pedírselo. Sin parar.

No me pidieron los otros proyectos sino que fui yo quien pensé que les podrían gustar. Voy a poner un ejemplo para entender mejor esto:

Imaginemos que yo comienzo a escribir sobre las tartas de queso (me encantan y acepto regalos) y termino formando una audiencia que ama cómo escribo sobre ellas. Sin embargo, un día decido venderles un ebook espectacular sobre la tarta de requesón, que parece tarta de queso pero no lo es. Y no vendo un carajo.

«Mejora el producto», diría el tonto más tonto del pueblo del márquetin.

No, el producto es bueno, pero no es para la audiencia que he creado sino para otra audiencia. Si se lo intentase vender a esa audiencia, si la encontrase, lo vendería sin problema.

La audiencia hace el servicio y el producto. NO TÚ. Y más si es una audiencia totalmente orgánica, natural y no forzada.

Tú, como creador, escribes, hablas y divulgas. Mientras lo haces se forma un grupo de gente a tu alrededor de forma espontánea. Y a esta audiencia no les puedes vender lo que tú quieres sino lo que ellos quieren o incluso lo que aún no saben que quieren, pero no lo que únicamente tú quieres.

Tu verdadera labor es mandar tu mensaje de forma muy natural y sincera al mercado. Eso hará que formes una audiencia (una tribu) muy honesta a la que poder venderles de forma muy honesta. Sin forzar. Sin apenas… márquetin.

 

 

Pd: Si quieres otro consejo… hazte un grupo de whatsapp con las personas más brillantes e inteligentes que tengas en tu agenda. En mi grupo, por ejemplo tengo a este All-Star con los que tuve la conversación que explico en el artículo:

-David Valero Y Javi Aguayo, del «Rincón de Aquiles»: https://elrincondeaquiles.substack.com/
-Álvaro Pinteño, de Qualia: https://alvaropinteo.substack.com/
-Jano Cabello, de Sobre la buena vida: https://janocabello.substack.com/

La incertidumbre y el estrés del empresario.

De cómo la falta de seguridad puede provocar un gran estrés y cómo evitarlo o minimizarlo.

 

 


«Si quieres seguridad, hazte funcionario».

Esto me dijo mi madre cuando tenía 19 años.

Era invierno y estábamos en la tapicería familiar, sentados junto a una estufa, parados, porque no había trabajo que hacer. No había pedidos. Era lo normal en invierno. De marzo a julio no dábamos abasto y de agosto a febrero nos comíamos los mocos. Era desesperante. Recuerdo que muchos días, a media mañana, mi madre me decía «vete a casa, igual no hay nada que hacer hoy».

Yo le pregunté si pronto habría algo de trabajo. Ella me dijo que no lo sabía. Preocupado, le respondí: «¿Cómo calculas los gastos del taller?». Me contestó que no lo sabía, que no estaba segura. Yo ahí ya no supe qué contestar pero se me secó la boca de pura angustia. Mi madre, al ver el miedo en mi rostro, sentenció con «si quieres seguridad, hazte funcionario».

Unos tres años después, lo hice. Entré en la Policía Local. Y al año, me salí.

Y sí, es cierto que había seguridad en el funcionariado pero también es cierto que carecía de muchas cosas. Cuando quise dejarlo lo hablé con mi madre. Ella me dijo: «pero… ¿y la seguridad?».

«Mamá, ahora sólo tengo la seguridad de que odio ir a trabajar ahí».

Unos años después me hice empresario.

Pues bien, como funcionario, cada mes sabía que se me iba a ingresar la misma nómina. Como emprendedor, no he tenido dos meses seguidos de ingresos idénticos ni una vez. Y esto, me consta que provoca mucha ansiedad y estrés a mis queridos emprendedores.

Y es normal.

La incertidumbre del empresario es legendaria.

Cuando algún cliente me transmite este estado, yo le digo siempre lo mismo y te lo digo a ti hoy, para que te ayude a calmarte:
«Piensas que igual, de repente, empezarás a ganar menos. Puede que pienses que, de un mes para otro, tus gastos serán mayores que tus ingresos. Pero para preocuparte por eso tendrías que tener algún indicio o argumento que lo permitiese. Analiza, al menos, el beneficio de los últimos 12 meses y observa la tendencia. Si ves una bajada paulatina pero constante de los beneficios, preocúpate de verdad y haz algo para cambiar la tendencia. Si ves que la línea es horizontal y estable, no te duermas en los laureles y sigue así para que no comience a bajar. Y si ves que estás mejor que hace 12 meses, ¿para qué te estás preocupando? Un negocio no pasa de funcionar a no funcionar de repente haciendo lo mismo. Son procesos algo más largos y previsibles, y en los números está la información. Para que un negocio que tiene un beneficio medio de 5000 euros pase a no tener ninguno tienen que suceder muchas cosas negativas, tienen que aparecer muchos factores o uno de mucho impacto para romper esa media. No es tan fácil cargarse una empresa que funciona. Preocúpate, pero cuando haya motivos (números) para hacerlo. El miedo por el miedo es el peor de todos porque es invisible, pero es invisible porque no tiene motivos ni argumentos. Simplemente hay que negarlo, rechazarlo y no atenderlo. Cuando tengas miedo, mira los números y el histórico. Ellos te dirán si hay algo de lo que preocuparse o no».

Sí, si quieres seguridad hazte funcionario.
Pero es que la seguridad no es lo más importante.

Espero que te ayude y sirva.

 

¿Cómo ser más RESOLUTIVO?

—SOLUCIONADOR DE PROBLEMAS—
(artículo original de mi newsletter gratuita)

P: ¡Hola Joan! Hace poco escuché en una entrevista que te ganabas la vida como «solucionador de problemas» y… me encantó, me pareció brutal. Me da una envidia sana tremenda. ¿Cómo lo haces? ¿Cómo ser más resolutivo? Quiero decir… ¿cuál es tu proceso para ser así? Muchísimas gracias por todo, eres muy distinto a todo lo demás que veo en el mundo internet.

R: Muchas gracias por tus bonitas palabras. Al lío:

Sí, me gano la vida así, solucionando los problemas de mis clientes. Podría describirlo de forma más poética o retórica pero esa es la mejor definición: soy un solucionador de problemas. No hay más. Y lo soy tanto para la vida de mis clientes como para mi vida.

¿Cómo lo hago?

Por puntos:

1- No pierdo nunca la compostura y mantengo siempre la calma. Cuanto más tranquilo, más inteligente. Cuánto más inteligente, más resolutivo. Aprendí, hace mucho, a dominarme, a no perder el control nunca a pesar de lo tremenda que pueda ser la situación. Eso me da una ventaja crucial cuando la mayoría pierde la cabeza, la compostura, la inteligencia y, por lo tanto, la resolutividad.

2- Contemplo muchas opciones. Soy capaz de ampliar mucho mi capacidad para observar las diferentes soluciones que puede haber a una problemática dada. La creatividad aquí es un plus. No me dejo seducir por la primera solución a un problema que se me viene a la mente. Hago acopio de paciencia y sigo explorando.

3- Soy paciente pero actúo rápido. Con esto quiero decir que tengo paciencia, como he dicho antes, para comprender completamente tanto el problema como las posibles soluciones pero cuando doy con la tecla, cuando doy con la mejor solución posible, la ejecuto de inmediato. Sin dilación. Al grano y de golpe.

4- Me encanta el ajedrez. Al igual que en este bellísimo juego, he aprendido a contemplar la posible concatenación de fases causa/efecto que se pueden generar a partir de la aplicación de una solución dada al problema. Si hago X pasará Y, y cuando pase Y pasará Z, y cuando Z suceda la seguirá A, y A dará paso a B. En esto soy jodidamente bueno.

5- Sé iterar. Y como sé iterar, no me da miedo comenzar. Soy muy bueno pero no infalible, eso hace que, a veces, me equivoque en algún paso. Si eso sucede, sé moverme rápido. Sé rehacer el plan y continuar hasta solventar el asunto. No me desmorono ni me desanimo. Si encuentro un camino y resulta que no tenía salida, vuelvo al camino anterior y busco otro.

Con esto, aún ha aparecido en mi vida un problema, mío o de un cliente, que no haya podido solucionar de una forma u otra.

Espero que te sirva y ayude.

FUERZA Y PAZ.

Los 5 mejores libros sobre relaciones y comunicación.

5 libros que he leído muchas veces. 5 libros que he aplicado en la vida una y otra vez. 5 libros por los que pongo la mano en el fuego.

(Artículo original de mi newsletter, suscríbete GRATIS aquí)


P: Buenas Joan. Me encanta tu forma de ver las relaciones personales y los consejos que das sobre como comunicarnos con los demás. He probado muchos de ellos y siempre me han funcionado. Eres un crack. ¿Puedes recomendarnos algunos libros que tú hayas leído y que sepas de primera mano que funcionan? ¡¡Muchísimas gracias!!

R: Muchas gracias por tu pregunta y tus palabras.

Decía Adler que todos los problemas son, directa o indirectamente, problemas con otras personas. Y estoy bastante de acuerdo. Por eso, si mejoramos la forma de tratar con las personas nos ahorraremos un número importante de problemas.

Y sí, creo que he leído todo lo publicado sobre relaciones y comunicación interpersonal. Tengo varias estanterías de mi biblioteca personal llenas de libros de este tipo. No puedo decir que la mayoría sean buenos pero, de entre todos ellos, hay 5 en concreto que son absolutamente increíbles. Son estos:

1- Comunicación NoViolenta, de Marshall Rosenberg – Uno de los libros cuyos conceptos y técnicas más uso tanto en mi vida personal como en el trabajo con mis clientes. Estuve años buscando «el libro» sobre comunicación hasta que di con este y me dije «por fin, ya no hace falta buscar mucho más». Me parece el mejor que hay sobre comunicación, punto. Puedes comprarlo aquí: https://amzn.to/3W9cqsT

2- Las 7 reglas de oro para vivir en pareja, de John Gottman – El mejor libro sobre parejas que he leído jamás. El autor da en el clavo una y otra vez. Y siendo la pareja la relación más difícil e importante de la vida, qué mejor libro que este. Puedes comprarlo aquí: https://amzn.to/3znWOZk

3- Cómo ganar amigos e influir sobre las personas, de Dale Carnegie – Me da lo mismo la crítica absurda sobre el libro sólo porque sea un autor de autoayuda. El libro es buenísimo y extremadamente útil. Que no te engañe la abusada falacia ad hominem, el contenido del libro es magistral. Y te lo digo porque yo también creía que el libro iba a ser muy pobre hasta que lo leí y quedé totalmente maravillado. Puedes comprarlo aquí: https://amzn.to/4eRdicI

4- De cómo tratar con las personas, de Adolph Knigge – Libro de 1788 pero tan actual como el que más. Una de las mejores sorpresas que tengo en mi biblioteca. Impecable de principio a fin. Práctico a más no poder. Puedes comprarlo aquí: https://amzn.to/3zpfgRA

5- Nunca comas solo, de Keith Ferrazzi – A más y mejores contactos, mejor vida. Y para eso, este es el libro. Polémico por el pragmatismo que presenta. Sin embargo es un libro que he recomendado a muchos clientes del mundo de los negocios y lo tienen siempre como uno de los libros que más les marcaron. Puedes comprarlo aquí: https://amzn.to/3RSFaTW

BONUS- Nunca renuncies a ser feliz – En mi libro hay 3 capítulos exclusivamente dedicados a la relación con uno mismo, la relación con los demás y a la pareja. Si buscas un libro que tenga esas 3 patas cubiertas, ahí tienes tu opción. 😉 Puedes comprarlo aquí: https://amzn.to/4cwwaw7

Como ves, hay libros para todo.

FUERZA Y PAZ.
Y LIBROS.

 

«Me sobran 200 euros al mes, ¿dónde los invierto?»

¿Dónde meter parte del dinero que vas ahorrando? ¿Dónde poner pequeñas sumas?

(Artículo original de mi newsletter «El emprendedor Feliz»,
puedes suscribirte AQUÍ completamente gratis)

Es una pregunta que muchos emprendedores me han hecho cientos de veces.

¿Dónde meto parte de lo que gano?
¿Dónde es mejor invertir?
¿Qué hago con estos 300 euros que me sobran todos los meses?

Y es normal. El dinero es un activo que, bien usado, puede hacerte ganar más dinero. Es la quintaesencia del capitalismo: usar capital para ganar más capital. Usar dinero para ganar más dinero. Ahora bien, no es fácil. Nada fácil. Y menos aún cuando hablamos de pequeñas sumas de dinero ya que es difícil sacar una rentabilidad que haga la diferencia con pequeñas aportaciones a no ser que empieces muy pronto en la vida y tengas mucha paciencia para llegar a ver cómo terminan sumando una diferencia notable.

Yo aconsejo dos cosas y el artículo de hoy va sobre la segunda de estas dos.

1- Ahorrar hasta tener una cantidad que te permita llevar a cabo una operación de cierto calibre, como comprar una vivienda para venderla.

2- Invertir en el propio negocio.

Y digo invertir en el propio negocio como digo también invertir en ti mismo, como punta del iceberg de tu negocio.

Antonio es un cliente que lleva años conmigo. Tiene una empresa muy exigente. Tiene que tratar mucho con clientes y eso es de las cosas que más quema. Cuando comenzamos a trabajar su hartazgo era palpable y me propuse cambiar eso, sin embargo en la primera sesión ya me dijo que le gustaría mover 100 «eurillos» al mes de alguna forma. Yo le respondí: «Me parece bien, 50 euros para una masaje relajante al mes y otros 50 para pasar una mañana en un spa».

Él me contestó: «No, no. Me refiero a invertirlos para ganar un poco más de dinero».

Le dije: «Te he entendido perfectamente».

A regañadientes… me hizo caso.

A los pocos meses comenzó a trabajar mejor, a tratar mejor a sus empleados y a tratar con más energía a sus clientes. La rentabilidad de su empresa subió un 2% al cabo de 6 meses sin cambiar, aparentemente, nada más. No obtuvo una rentabilidad del 2% de esos 100 euros pero sí la consiguió de los 12000 que facturaban normalmente al mes. Haz las cuentas.

Otro cliente que tuve comenzó a destinar un montante similar a mejorar su apariencia. Se apuntó al gimnasio y contrató un entrenador personal. Comenzó a llevar siempre el pelo bien cortado y empezó a vestirse mejor. Él mismo dijo que su negocio se había disparado desde que comenzó a invertir de esa manera en sí mismo.

Como ves, esto de las inversiones se puede enfocar de muchas maneras.

Es como la vez que un cliente mío me dijo que estaba metiendo cada mes 200 euros en la bolsa mientras calzaba unos zapatos terribles, viejos, sucios y descoloridos.

Lo primero es lo primero.

Invertir está muy bien, por supuesto que sí, pero hay muchas formas de conseguir un buen retorno de la inversión.

¿Necesitas más ideas? Apunta, te dejo una lista por si no sabes qué hacer con esos 100 o 200 euros que te sobran al mes:

-Libros para tu desarrollo personal.
-Cursos y formaciones.
-Imagen personal.
-Ropa de calidad.
-Un buen perfume.
-Zapatos.
-Invitar a algún cliente a comer o cenar.
-Un buen masaje relajante.
-Un entrenador personal.
-Un regalo para tus mejores clientes.
-Un regalo para tu mejor empleado.
-Invitar a comer a tus empleados.
-Decoración para tu despacho o local.
-Inversión en elementos de la empresa (maquinaria, mantenimiento, reparaciones, etc).
-Un sastre para mejorar la ropa que ya tienes.

Hay muchos más. Piensa tú en cómo podrías invertir mejor en ti o tu negocio una suma modesta de dinero y mándamelas respondiendo a este correo. Te leeré encantado.

Espero que te sirva.

Emprendedor: El Equilibro (NO) Es Imposible.

EL EMPRENDEDOR Y EL EQUILIBRIO.

Una vida sin equilibrio es una vida torcida que un día terminará quebrándose.

Y pocas cosas hay con más capacidad para desequilibrar una vida que una empresa. Esto es así, y lo sabes bien, mi querido emprendedor.

Lo sabes, por ejemplo, cuando los políticos hablan de «conciliar la vida personal con la profesional» pero nunca incluyen en ese plan a los autónomos y empresarios.

El emprendedor se tiene que buscar la vida solo.

Es el olvidado. El apestado. El outsider que sostiene la economía de un país creando empleo y pagando pingües impuestos.

No hay propuestas para autónomos. Que se jodan. Capitalistas de mierda.

El emprendedor se tiene que apañar solo.

Y casi que mejor así. Prefiero buscarme yo la vida a que me la busque el político de turno que no ha creado un puesto de trabajo o un servicio o producto en su puta vida.

UN CASO REAL.

Mira, hace unos meses me contrató un empresario para ayudarle a optimizar recursos y a organizarse mejor. En la primera sesión ya se echó a llorar. Literalmente.

«No me he dado cuenta y ahora mi hijo mayor ya tiene 16 años y apenas para por casa. No lo he disfrutado nada. Me he matado a trabajar por mi familia y ahora me arrepiento de todo lo que me he perdido», me decía.

Dime tú si esto no es un drama.

«Tendría que haberme hecho funcionario», concluyó.

¿Y sabes qué? Que tenía razón.

Para lo que su empresa exigía de sí mismo lo mejor habría sido cerrarla y sacarse una oposición.

Mi posición es clara: el emprendimiento sólo vale la pena por dos cosas:

El techo de crecimiento es mayor que como asalariado o funcionario.
La libertad.
Y el punto 2 es más importante que el punto 1.

TECHO Y LIBERTAD.

Me explico.

Como asalariado o funcionario no se tarda mucho en averiguar dónde está el techo máximo al que uno aspira. Yo mismo, cuando entré en la policía local, pregunté cuánto era lo máximo que podría llegar a ganar ahí. Me dijeron (hace 20 años, eso sí), que unos 3000 euros. El sueldo medio de un policía local era entonces de unos 1500 o 1600 euros. Vamos, que el techo no estaba muy lejos de las condiciones iniciales.

Y luego está la libertad. Yo, como policía local, ya sabía que iba a tener que hacer mis turnos con las horas establecidas para siempre. No había nada que yo pudiese hacer en cuanto a méritos para, por ejemplo, llegar a trabajar 3 o 4 días a la semana 3 o 4 horas.

Como emprendedor, si haces las cosas muy bien, puedes llegar a ganar mucho más que en tus inicios y puedes llegar a trabajar muchísimo menos que cuando empiezas.

Y esa es, para mí, la gracia de hacerse emprendedor. Así que, si no tienes esto ¿qué sentido tiene ser emprendedor?

LO MÁS IMPORTANTE.

No hay nada más importante que tu vida personal.

Tu vida profesional sólo tiene que ser un catalizador, un potenciador de tu vida personal.

Trabajas para que tu vida sea mejor, para que te dé cosas y NO para que te las arrebate. PUNTO.

Así que, todo esfuerzo profesional que hagas, debe tener como primer y único beneficiario tu VIDA PERSONAL, lo que pasa FUERA del trabajo.

Habrá momentos para remar más, claro que sí, pero sólo deben existir para pronto remar menos… o remar mejor para no tener que remar tanto.

¿El equilibro? El equilibrio es esto: VIDA PERSONAL ANTES QUE LA VIDA PROFESIONAL. SIEMPRE.

El Dolor, El Consuelo Y La FE.

No siempre hay un consuelo disponible.
A veces sólo nos queda aguantar.
Apretar y resistir.
Tener fe y esperar.
Seguir adelante, temblando, a rastras, pero hacia delante.

El dolor es real porque las desgracias y los malos momentos lo son.
No podemos darle la espalda a la naturaleza de la vida.
Nadie quiere sufrir, y es normal. Pero todos hemos sufrido o sufriremos, y es lo normal.

De alguna forma, el dolor nos iguala.
Nos devuelve al suelo, a la tierra.
Y en esa humildad compartida y repartida, de alguna manera, encontramos algo de consuelo.

FUERZA Y PAZ.

 

 

Con El Amor NO Basta.

«Si me quisieras, no me dejarías».

Se dice mucho.
Y a veces es cierto.
Pero en la mayoría de ocasiones, no.
La mayoría, deja al otro queriéndolo en un grado u otro.

Y además hay quien no ama a su pareja y no la deja, por ejemplo.

El amor es una gran cosa que vive de otras muchas.
De la compatibilidad, sobre todo.
Pero también de la amistad.
De la confianza.
De la comunicación.
De la empatía.
Del cariño.
Del objetivo de vida.
De los valores.

Si con el amor bastase… apenas habría corazones rotos.

FUERZA Y PAZ.

 

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