Reflexiones sobre márquetin, audiencias y productos.

Reflexiones entre amigos sobre el márquetin, las audiencias, los productos y los servicios y de cómo, quizá, tenemos menos poder del que queremos creer.

 

 


Tengo 3 teléfonos y sólo tengo whatsapp en uno de ellos y es para cosas del trabajo. Pero la verdad es que ahí hago un poco de trampitas porque estoy en un grupo de esos del demonio con un grupo de buenos amigos donde a veces hablamos sobre la vida, la filosofía, la política, el trabajo, libros y demás cosas.

La cuestión es que todos somos empresarios y todos hacemos algún tipo de labor divulgativa, por lo tanto, todos tenemos nuestras respectivas audiencias que, en algún momento, nos dan de comer.

Con todo esto, ayer mismo nos pusimos a hablar de márquetin. Y tengo la sensación de que a todos nos gusta y no nos gusta al mismo tiempo. Me explico.

Nos gusta porque, por fuerza, hemos tenido que informarnos mucho sobre ello y hemos terminado por cogerle algo a lo que podríamos llamar «cariño». Y no nos gusta porque, en el fondo, todos los emprendedores tenemos la misma fantasía: vender sin tener que hacer márquetin. Es decir: vender sin tener que vender.

Hablábamos también de que, inevitablemente, si quieres escalar mucho un negocio también habrá que escalar en algún momento la estructura, los recursos y, por supuesto, el puñetero márquetin. Por suerte, ninguno de nosotros estamos en ese punto. Casi estamos más en querer «desescalarlo» a cambio de tener más tiempo libre y menos trabajo.

—Si por trabajar un 50% menos tuviese que perder el 30% de mis ingresos… lo firmaría ahora mismo —dije yo en algún punto de la conversación.

Creo que el resto de mis colegas piensan lo mismo.

Luego estuvimos conversando sobre nuestros servicios y productos. Sobre cuáles se vendían mejor y cuáles no. Yo les explicaba que jamás he hecho márquetin directo de mis mentorías 1 a 1 pero que llevo más de 10 años con la agenda llena. Pero, por otra parte, otros proyectos no se vendieron ni con todo el márquetin del mundo.

Y aquí viene lo bueno del artículo de hoy.

Esos proyectos que no vendieron como yo esperaba eran… buenos proyectos. Buenos productos. Buenos servicios. Diría que incluso MUY BUENOS.

Pero, claro, se los intentaba vender a mi audiencia, una audiencia orgánica al 100%. Una audiencia que llevo 15 años creando (o que se ha creado a sí misma) poco a poco, persona a persona. Una audiencia que, en su momento, me pidió que crease mi mentoría 1 a 1 a viva voz, casi como una exigencia.

Mi audiencia sólo me ha pedido dos cosas: mentorías 1 a 1 y libros. Y eso es lo que me han comprado sin yo pedírselo. Sin parar.

No me pidieron los otros proyectos sino que fui yo quien pensé que les podrían gustar. Voy a poner un ejemplo para entender mejor esto:

Imaginemos que yo comienzo a escribir sobre las tartas de queso (me encantan y acepto regalos) y termino formando una audiencia que ama cómo escribo sobre ellas. Sin embargo, un día decido venderles un ebook espectacular sobre la tarta de requesón, que parece tarta de queso pero no lo es. Y no vendo un carajo.

«Mejora el producto», diría el tonto más tonto del pueblo del márquetin.

No, el producto es bueno, pero no es para la audiencia que he creado sino para otra audiencia. Si se lo intentase vender a esa audiencia, si la encontrase, lo vendería sin problema.

La audiencia hace el servicio y el producto. NO TÚ. Y más si es una audiencia totalmente orgánica, natural y no forzada.

Tú, como creador, escribes, hablas y divulgas. Mientras lo haces se forma un grupo de gente a tu alrededor de forma espontánea. Y a esta audiencia no les puedes vender lo que tú quieres sino lo que ellos quieren o incluso lo que aún no saben que quieren, pero no lo que únicamente tú quieres.

Tu verdadera labor es mandar tu mensaje de forma muy natural y sincera al mercado. Eso hará que formes una audiencia (una tribu) muy honesta a la que poder venderles de forma muy honesta. Sin forzar. Sin apenas… márquetin.

 

 

Pd: Si quieres otro consejo… hazte un grupo de whatsapp con las personas más brillantes e inteligentes que tengas en tu agenda. En mi grupo, por ejemplo tengo a este All-Star con los que tuve la conversación que explico en el artículo:

-David Valero Y Javi Aguayo, del «Rincón de Aquiles»: https://elrincondeaquiles.substack.com/
-Álvaro Pinteño, de Qualia: https://alvaropinteo.substack.com/
-Jano Cabello, de Sobre la buena vida: https://janocabello.substack.com/

La incertidumbre y el estrés del empresario.

De cómo la falta de seguridad puede provocar un gran estrés y cómo evitarlo o minimizarlo.

 

 


«Si quieres seguridad, hazte funcionario».

Esto me dijo mi madre cuando tenía 19 años.

Era invierno y estábamos en la tapicería familiar, sentados junto a una estufa, parados, porque no había trabajo que hacer. No había pedidos. Era lo normal en invierno. De marzo a julio no dábamos abasto y de agosto a febrero nos comíamos los mocos. Era desesperante. Recuerdo que muchos días, a media mañana, mi madre me decía «vete a casa, igual no hay nada que hacer hoy».

Yo le pregunté si pronto habría algo de trabajo. Ella me dijo que no lo sabía. Preocupado, le respondí: «¿Cómo calculas los gastos del taller?». Me contestó que no lo sabía, que no estaba segura. Yo ahí ya no supe qué contestar pero se me secó la boca de pura angustia. Mi madre, al ver el miedo en mi rostro, sentenció con «si quieres seguridad, hazte funcionario».

Unos tres años después, lo hice. Entré en la Policía Local. Y al año, me salí.

Y sí, es cierto que había seguridad en el funcionariado pero también es cierto que carecía de muchas cosas. Cuando quise dejarlo lo hablé con mi madre. Ella me dijo: «pero… ¿y la seguridad?».

«Mamá, ahora sólo tengo la seguridad de que odio ir a trabajar ahí».

Unos años después me hice empresario.

Pues bien, como funcionario, cada mes sabía que se me iba a ingresar la misma nómina. Como emprendedor, no he tenido dos meses seguidos de ingresos idénticos ni una vez. Y esto, me consta que provoca mucha ansiedad y estrés a mis queridos emprendedores.

Y es normal.

La incertidumbre del empresario es legendaria.

Cuando algún cliente me transmite este estado, yo le digo siempre lo mismo y te lo digo a ti hoy, para que te ayude a calmarte:
«Piensas que igual, de repente, empezarás a ganar menos. Puede que pienses que, de un mes para otro, tus gastos serán mayores que tus ingresos. Pero para preocuparte por eso tendrías que tener algún indicio o argumento que lo permitiese. Analiza, al menos, el beneficio de los últimos 12 meses y observa la tendencia. Si ves una bajada paulatina pero constante de los beneficios, preocúpate de verdad y haz algo para cambiar la tendencia. Si ves que la línea es horizontal y estable, no te duermas en los laureles y sigue así para que no comience a bajar. Y si ves que estás mejor que hace 12 meses, ¿para qué te estás preocupando? Un negocio no pasa de funcionar a no funcionar de repente haciendo lo mismo. Son procesos algo más largos y previsibles, y en los números está la información. Para que un negocio que tiene un beneficio medio de 5000 euros pase a no tener ninguno tienen que suceder muchas cosas negativas, tienen que aparecer muchos factores o uno de mucho impacto para romper esa media. No es tan fácil cargarse una empresa que funciona. Preocúpate, pero cuando haya motivos (números) para hacerlo. El miedo por el miedo es el peor de todos porque es invisible, pero es invisible porque no tiene motivos ni argumentos. Simplemente hay que negarlo, rechazarlo y no atenderlo. Cuando tengas miedo, mira los números y el histórico. Ellos te dirán si hay algo de lo que preocuparse o no».

Sí, si quieres seguridad hazte funcionario.
Pero es que la seguridad no es lo más importante.

Espero que te ayude y sirva.

 

«Me sobran 200 euros al mes, ¿dónde los invierto?»

¿Dónde meter parte del dinero que vas ahorrando? ¿Dónde poner pequeñas sumas?

(Artículo original de mi newsletter «El emprendedor Feliz»,
puedes suscribirte AQUÍ completamente gratis)

Es una pregunta que muchos emprendedores me han hecho cientos de veces.

¿Dónde meto parte de lo que gano?
¿Dónde es mejor invertir?
¿Qué hago con estos 300 euros que me sobran todos los meses?

Y es normal. El dinero es un activo que, bien usado, puede hacerte ganar más dinero. Es la quintaesencia del capitalismo: usar capital para ganar más capital. Usar dinero para ganar más dinero. Ahora bien, no es fácil. Nada fácil. Y menos aún cuando hablamos de pequeñas sumas de dinero ya que es difícil sacar una rentabilidad que haga la diferencia con pequeñas aportaciones a no ser que empieces muy pronto en la vida y tengas mucha paciencia para llegar a ver cómo terminan sumando una diferencia notable.

Yo aconsejo dos cosas y el artículo de hoy va sobre la segunda de estas dos.

1- Ahorrar hasta tener una cantidad que te permita llevar a cabo una operación de cierto calibre, como comprar una vivienda para venderla.

2- Invertir en el propio negocio.

Y digo invertir en el propio negocio como digo también invertir en ti mismo, como punta del iceberg de tu negocio.

Antonio es un cliente que lleva años conmigo. Tiene una empresa muy exigente. Tiene que tratar mucho con clientes y eso es de las cosas que más quema. Cuando comenzamos a trabajar su hartazgo era palpable y me propuse cambiar eso, sin embargo en la primera sesión ya me dijo que le gustaría mover 100 «eurillos» al mes de alguna forma. Yo le respondí: «Me parece bien, 50 euros para una masaje relajante al mes y otros 50 para pasar una mañana en un spa».

Él me contestó: «No, no. Me refiero a invertirlos para ganar un poco más de dinero».

Le dije: «Te he entendido perfectamente».

A regañadientes… me hizo caso.

A los pocos meses comenzó a trabajar mejor, a tratar mejor a sus empleados y a tratar con más energía a sus clientes. La rentabilidad de su empresa subió un 2% al cabo de 6 meses sin cambiar, aparentemente, nada más. No obtuvo una rentabilidad del 2% de esos 100 euros pero sí la consiguió de los 12000 que facturaban normalmente al mes. Haz las cuentas.

Otro cliente que tuve comenzó a destinar un montante similar a mejorar su apariencia. Se apuntó al gimnasio y contrató un entrenador personal. Comenzó a llevar siempre el pelo bien cortado y empezó a vestirse mejor. Él mismo dijo que su negocio se había disparado desde que comenzó a invertir de esa manera en sí mismo.

Como ves, esto de las inversiones se puede enfocar de muchas maneras.

Es como la vez que un cliente mío me dijo que estaba metiendo cada mes 200 euros en la bolsa mientras calzaba unos zapatos terribles, viejos, sucios y descoloridos.

Lo primero es lo primero.

Invertir está muy bien, por supuesto que sí, pero hay muchas formas de conseguir un buen retorno de la inversión.

¿Necesitas más ideas? Apunta, te dejo una lista por si no sabes qué hacer con esos 100 o 200 euros que te sobran al mes:

-Libros para tu desarrollo personal.
-Cursos y formaciones.
-Imagen personal.
-Ropa de calidad.
-Un buen perfume.
-Zapatos.
-Invitar a algún cliente a comer o cenar.
-Un buen masaje relajante.
-Un entrenador personal.
-Un regalo para tus mejores clientes.
-Un regalo para tu mejor empleado.
-Invitar a comer a tus empleados.
-Decoración para tu despacho o local.
-Inversión en elementos de la empresa (maquinaria, mantenimiento, reparaciones, etc).
-Un sastre para mejorar la ropa que ya tienes.

Hay muchos más. Piensa tú en cómo podrías invertir mejor en ti o tu negocio una suma modesta de dinero y mándamelas respondiendo a este correo. Te leeré encantado.

Espero que te sirva.

Un Truco Gratuito Para Emprendedores.

Obsérvate. Toma nota de tu conducta y comportamiento como consumidor.

Cuando vayas por la calle y te detengas a ver un escaparate pregúntate por qué motivo lo estás haciendo.

Cuando estés leyendo el periódico y te veas leyendo una noticia concreta o un anuncio pregúntate por qué motivo lo estás leyendo.

Cuando estés en redes sociales y te veas a ti mismo, de repente, mirando una publicación concreta, pregúntate qué es lo que te ha hecho detenerte ahí.

Y, sobre todo, cada vez que sueltes un céntimo de tu bolsillo, cada vez que saques la tarjeta para pagar algo, pregúntate por qué han conseguido que les des tu dinero.

Haz esto como hábito e irás viendo las claves. Luego ya sólo es cuestión de que las apliques a tu negocio.

(Este es un fragmento del último artículo publicado en mi newsletter para emprendedores «El emprendedor feliz». Puedes leer el resto del artículo AQUÍ y suscribirte para recibir un correo semanal con consejos para tu negocio)

 

Subir Precios, Despedir Clientes.

(Fragmento de mi newsletter «El emprendedor Feliz»,
puedes suscribirte gratis AQUÍ)

—DESPIDIENDO CLIENTES—

La conversación fue, más o menos, así:

JOAN: Ya he revisado tus números. Vas a tener que subir precios, estás fuera de mercado. Y, como mínimo, un 15%.
CLIENTE: Pero, Joan… no puedo hacer eso.
JOAN: Si no lo haces, tendrás que cerrar.
CLIENTE: Pero es que mis clientes se van a enfadar. No lo van a entender.
JOAN: Pues cambia de clientes, tío. No tienes otra alternativa.
CLIENTE: ¿Crees que se enfadarán?
JOAN: Te prometo que no puede importarme menos eso. Si se enfadan que se enfaden, que se vayan. Pero, por mi experiencia, no suele haber nunca más de un 10% de clientes que se van tras una subida de precios normal.
CLIENTE: Un 10% es mucho…
JOAN: Haz números, joder. Se va un 10% y el 90% restante comienza a pagarte un 15% más. Sales ganando. Facturas más y tienes que atender a menos gente mientras captas gente nueva.
CLIENTE: Visto así…
JOAN: No hay otra forma de verlo.
CLIENTE: ¿No?
JOAN: Vamos a ver, ¿está justificada la subida? Sí. ¿Estás estafándoles? No. ¿Corres el riesgo de quebrar y cerrar si no subes precios? Sí. ¿Puedes dar servicio a los clientes felices contigo si cierras? NO.
CLIENTE: Pero vendrán a quejarse.
JOAN: Sí, siempre habrá un par de parásitos que lo hacen. Cuando lleguen, si quieres, les explicas la subida. Y si no lo entienden, los despides. A la puta calle.
CLIENTE: ¿Los despido?
JOAN: Sí, a veces, lo mejor que uno puede hacer es despedir a un cliente.

Tras esto, mi cliente subió precios. De entre toda su clientela sólo 3 se le quejaron directamente, menos del 4%. A los 3 se les explicó la subida y se les invitó a darse de baja del servicio si no estaban conformes con la decisión. Los 3 se marcharon.

Mi cliente…

PUEDES LEER EL CORREO COMPLETO HACIENDO CLICK AQUÍ.

El Emprendedor Feliz: LAS PRISAS.

Artículo de mi newsletter «El Emprendedor Feliz». Puedes suscribirte aquí para recibir un artículo exclusivo cada semana.

—LAS PRISAS—

Me pasa mucho en mi trabajo.

Un cliente me llama, nervioso, pidiendo ayuda.

«Dime, ¿qué ha pasado?», le digo.
«Joan, ¡este mes ha bajado la conversión un 15%! ¡¿Qué hago?!».
«Nada, esperar», le contesto.
«¿Esperar? ¿A qué?», me dice frenético.
«Al siguiente mes», concluyo.

Porque… ¿qué se supone que hay que hacer? ¿Cambiar toda la estrategia de márquetin? ¿Y si sólo es una pequeña desviación estadística normal? ¿Y si sin hacer nada al mes siguiente los números se normalizan? ¿Y si, por no esperar, terminamos cambiando algo que sí funciona?

Aquí hay algo que pocos emprendedores comprenden y aceptan:
LAS RACHAS EXISTEN, AUNQUE LAS COSAS SE HAGAN BIEN.

Lo he escuchado también un millón de veces.

«Joan, ¿lo estoy haciendo bien? Porque parece que los números no suben».

A lo que yo suelo decir: «Tranquilo, haciendo las cosas así, subirán».

Y terminan subiendo. Claro que sí.

Porque el mercado es mucho más lógico de lo que la gente se piensa. Es como la vida misma: los cambios se hacen de un segundo para otro pero los efectos de esos cambios tardan más en llegar. La vida obsequia al que confía en el trabajo bien hecho y sabe esperar.

Por lo tanto, cambiar cosas por un mes malo es una locura terrible. Un mes, estadísticamente hablando, es un suspiro. No es nada. No arroja tanta información como para cambiar cosas importantes del negocio. Hay que esperar. Por eso es tan importante tener un buen colchón, porque elimina las urgencias y evita las prisas.

Para terminar, esto también se aplica al lado contrario. Hace medio año aproximadamente, en una sesión con un cliente, éste me dijo que creía que tenía que contratar a más gente. Yo le pregunté el porqué. Él me dijo que llevaban 2 meses facturando mucho y que el negocio crecía mucho. Yo le convencí para esperar un poco más. Al mes siguiente las ventas se estancaron y al siguiente cayeron hasta un nivel de normalidad en la empresa. «Menos mal me mandaste esperar, Joan».

Soy bastante inteligente, no nos tenemos que engañar. Pero aún así, saco mucho más provecho de mi paciencia y mi calma que de mi inteligencia. Espero explicarme con esto.

FUERZA Y PAZ.
Y PACIENCIA.

Mi Organización – Artículo de «El Emprendedor Feliz».

(Este es un correo de mi newsletter sobre emprendimiento «El emprendedor feliz», puedes apuntarte gratis en el formulario siguiente)

—MI ORGANIZACIÓN PERSONAL—

Soy una persona muy organizada.
Bueno, mejor dicho: aprendí a convertirme en una persona muy organizada.

Y tengo esta habilidad tan integrada y trabajada que muchas personas me contratan para que les ayude en este tema.

Aprendí a ser organizado porque mi vida comenzó a sufrir los perjuicios de no serlo. No lo puedo tener más claro: Si la persona es caótica, su vida será caótica, y no al revés.

He visto a personas sumirse en el caos con vidas no demasiado complicadas. Y he visto a personas mantener el control y el orden en vidas altamente difíciles y complejas.

¿La diferencia? Su capacidad para organizarse. Punto.

Aprender a organizarse tiene muchos beneficios y ventajas, pero de entre ellas hay dos que a mí se me antojan esenciales, vitales:

1- El control del estrés. Cuanto más organizado estás, menos estrés sufres.

2- El equilibrio. Cuanto más organizado estás, más eficiente eres y mejor puedes equilibrar las diferentes áreas de tu vida (familia, amigos, pareja, tiempo libre, etc).

¿Quién no firmaría tener menos estrés y una vida más equilibrada? Pues en la organización está la respuesta.

Una vez explicado esto, te contaré cómo me organizo yo el trabajo.

Hay dos clases de emprendedores:

1- Los que comienzan por el trabajo.

2- Los que comienzan por su vida.

Yo siempre opto por el punto 2.

Así que lo primero que hago es priorizar y organizar mi vida y después, el trabajo.

Las punto principales son estos:

1- Las horas de sueño y descanso. Sin esto claro, uno tiene las horas contadas como emprendedor. Si no descansas no rindes, fin. Así que lo primero que hay que hacer es decidir la hora a la que nos queremos dormir y la hora a la que nos queremos despertar. Y acatarla con disciplina y determinación. Sin excusas. Hay que dormir bien y descansar. Basta de tanta épica, pongamos cerebro y cordura al corazón también. Me voy a dormir siempre a la misma hora y me despierto siempre a la misma hora, de lunes a domingo. Ah, y también hago una siesta cada día a la misma hora y de la misma duración. Esto es sagrado porque sin ello, por ejemplo, este correo estaría mucho peor escrito o igual ni lo escribiría. ¿Me sigues?

2- El tiempo en familia y/o pareja y/o amigos. En mi caso, antes va la familia que el trabajo. Pensarás: «Joder, obvio». Sí, obvio en el planto teórico pero… ¿y en el práctico? La prioridad no puede ser sólo de boquilla, se tiene que ver, se tiene que vivir, se tiene que hacer. Yo no puedo mirar a mis hijos a los ojos y decirles «vosotros sois lo primero» y luego verlos una hora al día como mucho porque he estado metido en mi despacho toda la jornada. Bloqueo un tiempo suficiente y de calidad para mi familia, a diario. Aquí se incluye el ocio con otras personas.

3- El tiempo a solas. Dependiendo de la persona, de si es introvertida o extravertida, ésta necesitará pasar X tiempo a solas al día. En mi caso, como tremendo introvertido, necesito bastante rato. Si paso ese tiempo a solas y en silencio, estoy mejor. Si no, estoy peor. Si el emprendedor se dedica exclusivamente a su empresa y a sus obligaciones fuera del trabajo con las personas de su entorno y no se reserva un rato para sí mismo, pronto lo pagará de una manera u otra. Aquí se incluye el ejercicio de los hobbies propios, el ocio personal, etc.

4- Y todo lo demás, trabajo. Una vez aclaro los 3 primeros puntos, dedico el resto al trabajo.

Casi siempre he visto hacerlo al revés. Primero se bloquean las horas a trabajar y luego, lo que quede, para todo lo demás. Si es que hay energía y humor para ello, claro.

Además y para terminar: Hay un aspecto del que ya os hablaré otro día pero que es fundamental para el emprendedor. Y es la importancia de las horas que uno se dispone a trabajar en relación a los servicios y productos que decide lanzar. Muchos servicios y productos son mediocres porque se diseñan en base a la cantidad de horas o de producción que uno se predispone a sacar adelante. Recuerdo un antiguo cliente fisioterapeuta que recibía una media de 10 pacientes al día. Una locura. Le dije: «Tío, hay que bajar eso a 6 o 7 como muchísimo, y luego a 5». Él me dijo que era imposible, que no le saldrían los números. Yo le contesté: «Los números saldrán porque subirás precios y a cambio darás un mejor servicio, menos cansado, más motivado y además tendrás tiempo después para divulgar en tu blog, posicionarte más y también tendrás tiempo para interesarte por tus clientes fuera de vuestras sesiones. Si no lo haces, un día te quemarás y lo mandarás todo al carajo o caerás enfermo». Lo convencí y lo consiguió.

Piénsalo: ¿Qué servicio lanzarías al mercado si sólo pudieses trabajar 7 horas al día? ¿Cómo tendría que ser para que fuese realmente rentable? ¿Y qué producto lanzarías al mercado si sólo pudieses atender una producción reducida? ¿Cómo lo harías para que fuese rentable?

Vale mucho la pena pensar en estas cosas porque abren el marco creativo. Y, como digo siempre: Un emprendedor vale lo que valen sus ideas.

Espero que te sirva y ayude.

LIBROS RECOMENDADOS:

-«Lo único», de Gary Keller: https://amzn.to/3xmWpFv
-«GTD. Organízate con eficacia», de David Allen: https://amzn.to/4auzg2U

FUERZA Y PAZ.

Consejo Para Emprendedores y Empresarios.

(Éste es uno de los últimos correos enviados a mi Newsletter para emprendedores. Puedes suscribirte, gratis, aquí: EL EMPRENDEDOR FELIZ)

—EXPERIMENTOS—

He observado que uno de los errores más comunes entre los emprendedores es su inmovilismo con sus servicios y productos.

Hacen pocas pruebas, pocos experimentos, testean muy poco.

La mayoría de mis clientes emprendedores llevan con la misma oferta desde hace demasiado tiempo y pierden mucho tiempo y energía haciendo pruebas con el márquetin o con la política de precios. Pero apenas intentan crear un producto nuevo, o un servicio diferente.

Y esto es absolutamente clave. Es vital. Y si te fijas, es lo que hacen todas las grandes marcas del mundo.

Ahora seguro que piensas en Converse y dices: «Converse lleva haciendo los mismos zapatos desde siempre». Pues no, mentira. Entra en su web. Hay modelos nuevos constantemente. Hay Converse con plataforma, hay Converse de piel, hay Converse con la goma amarillenta como si hubiesen estado en una caja 50 años, las hay que parece que lleven un kilo de mugre encima, las hay con estampados, las hay tipo bota de baloncesto, las hay incluso con purpurina y las hay con cordones de colorines. Pero lo más importante es que cada dos por tres hay modelos nuevos.

¿Por qué hacen eso?
Están haciendo pruebas. Experimentan.

¿Para qué?
Para extraer información del mercado. Extraer información de ti y de mí.

Lo hace McDonald’s. Lo hace Instagram. Lo hace Nike. Lo hace Zara. Lo hace Milka. Lo hace Monster.

Quizá hayas pensado ahora que Red Bull no, que Red-Bull no lo hace. ¿Seguro? Haz una búsqueda en Google…

A mí no se me ocurre ningún ejemplo. Puede que lo haya, pero será un unicornio, una excepción a la regla.

Mira, muchas veces sucede que un nuevo emprendedor crea un servicio o producto que le funciona y le da cierta rentabilidad. Eso está muy bien. Cuando eso pasa la empresa entera orbita sobre ese producto o servicio volviéndose éste intocable. Y no digo que haya que tocarlo (o sí) pero sí digo que la empresa no puede convertirse sólo en eso. La empresa tiene que seguir teniendo ideas nuevas. La empresa tiene que seguir experimentando. Tiene que seguir lanzando productos nuevos al mercado. Tiene que ofrecer nuevos servicios, diferentes.

Porque con un sólo producto o servicio no se puede conocer bien el mercado.

¿Cómo si no puedes saber que creando un producto por el doble del precio que acostumbras no te comprarían lo mismo?

¿Cómo si no puedes saber que creando un producto por la mitad del precio que acostumbras no te comprarían 10 veces más?

Tienes que usar la fuerza y el poder de la creatividad.
¡Tienes que pensar como Converse, McDonald’s, Monster y la madre que los parió! ¡Si te están enseñando cómo se hace!

Ahora dirás: «Vale, te lo compro, Joan, ¿y ahora cómo hago esos experimentos?».

Bien, te aconsejo que arriesgues en ello algo que puedas perder completamente. No te gastes en experimentar un dinero que no puedas perder. No crees nuevos servicios y productos al tuntún. Sé, sobre todo, creativo, inventivo, porque eso hará que los experimentos sean sostenibles y que puedas hacer muchos a lo largo del tiempo, sobre todo si estás más en el lado del mundo de los servicios más que en el de productos (aunque en este último también puedes hacer maravillas con algo de imaginación).

Y una cosa está clara, la creatividad se mejora creando.
Cuanto más crees, mejor lo harás.
Cuando más experimentes, mejores experimentos harás.
Punto.

Atrévete. Sé valiente. Vale mucho la pena. Porque si lo haces, dentro de no mucho tiempo podrás decir bien alto y claro aquello de: «Conozco el mercado como la palma de mi mano, sé perfectamente lo que funciona y lo que no».

Y eso es la hostia.

—ACCIÓN:

Crea un nuevo servicio o un nuevo producto (sin desatender lo que ya te funciona) antes de que termine marzo y lánzalo al mercado. Luego observa su impacto.

FUERZA Y PAZ.

INFORMACIÓN SOBRE MIS SERVICIOS

 

 

Los Libros Sobre Emprendimiento.

(Éste es uno de los últimos correos enviados a mi Newsletter para emprendedores. Puedes suscribirte, gratis, aquí: EL EMPRENDEDOR FELIZ)

UN POCO DE CONTEXTO

Leo mucho. Muchísimo. Si me conoces mínimamente lo sabrás de sobra. Y no es una vacilada ni un «mira qué cojonudo soy». A mis casi 40 no necesito que nadie me halague. Habré leído más de 2000 libros en mi vida, pero no tengo más mérito que aquel que se ha visto todas las temporadas de los Simpsons o ha visto Juego de tronos 7 veces seguidas. Leo porque me encanta. Casi más que cualquier otra cosa. Tú habrías leído lo mismo que yo si te gustase tanto leer como a mí.

Y te cuento esto porque puedes estar seguro de que me he leído (y releído) prácticamente todo lo que hay que leer sobre emprendimiento, marca personal, finanzas, relaciones, ventas, liderazgo y todo lo que tiene que ver con el mundo de los negocios y la empresa. Así que me veo con el derecho a pensar que mi opinión sobre este tipo de libros se puede tener en cuenta con bastante confianza.

Así que voy a responderte a la pregunta que me han hecho un millón de veces: ¿Sirven para algo los libros sobre emprendimiento?

UN MUNDO UN POCO ESQUIZOFRÉNICO

La crítica que más se suele hacer a los libros de emprendimiento es la siguiente: «Si fuese tan bueno como empresario no haría libros sobre emprendimiento, se dedicaría a hacer negocios».

Qué quieres que te diga. Suena lógico. Pero… ¿vender libros no es un negocio? ¿No puedes concebir a un hombre de negocios de éxito que quiere compartir lo que ha aprendido con los demás? ¿Te parece extraño que una editorial le pida a un emprendedor de puta madre que escriba un libro? ¿Sabes lo bonito que es escribir un libro y dejar ese legado al mundo? ¿Crees, sin embargo, que todo emprendedor exitoso podría escribir un libro que te ayudase? ¿En serio?

Mira, la verdad es esta: he leído libros de emprendedores de mucho éxito, multimillonarios, que no sirven ni para decorar una estantería; he leído libros de emprendedores casi desconocidos que eran una maravilla de principio a fin y he leído libros de emprendedores de éxito cojonudos y otros de falsos emprendedores que eran una puta mierda (cosa obvia quizá).

Es un poco una cosa de locos, pero funciona así. De modo que no queda más remedio que analizar el libro y no al autor. ¿El libro es bueno y sirve? Entonces me da lo mismo si el autor vive debajo de un puente y cena de cucarachas.

Si aceptas esa esquizofrenia, eliminarás un gran sesgo y encontrarás joyas por el camino.

LA RELACIÓN CANTIDAD → CALIDAD

Si me preguntas cuántos libros buenos de emprendimiento hay por cada libro malo te tengo que decir, en primer lugar, que depende de tu nivel. Si aún no has empezado tan siquiera a emprender, habrá más libros que te puedan servir. Si llevas tiempo en el mundo de los negocios, ya tienes un éxito relativo y quieres llevar tus objetivos más allá, entonces te costará más encontrar lecturas que te ayuden. Así de sencillo es.

Y en segundo lugar y atreviéndome a responder a la pregunta, te diré que por cada libro bueno y útil que he leído sobre emprendimiento me he encontrado unos veinte que eran bastante penosos.

Ahora bien, ¿vale la pena? Joder si vale la pena. Pero… ¿por qué? ¿Cómo saber si un libro de emprendimiento ha sido bueno?

ESTA MIERDA ES BUENA

He leído libros sobre emprendimiento que me han dado ideas para mis servicios y productos, otros me han ayudado directamente a ganar miles y miles de euros, otros me hicieron mejor líder, otros me enseñaron a persuadir mejor, otros me dieron más confianza, otros me ayudaron a escribir mejor e impactar a más gente, otros me enseñaron a hacer relaciones comerciales y profesionales, otros me ayudaron a sistematizar, otros me enseñaron a organizarme y otros me ensañaron a planificar. Y otros me enseñaron otras muchas cosas que fueron útiles para mi carrera como emprendedor.

Si un libro te da algo de esto entonces es un buen libro. Un gran libro, diría.

Recuerdo uno en especial que me hizo comenzar mi carrera en el mundo del podcast. Otro, me ayudó a remodelar mis servicios pasando a quintuplicar el valor de mi tiempo. Otro, por 21 euros, me dio una idea para un servicio que provocó una facturación de más de 10000 euros en la primera semana. Si quien lo escribió nada en billetes de 500 o vive en un piso de 90m2 no puede importarme menos. ¿A ti te importaría?

CONCLUSIÓN

Creo que leer libros sobre emprendimiento y todo lo que tiene que ver con ello es obligatorio para cualquier persona que quiera comenzar a emprender o esté, de hecho, ya emprendiendo.

Encontrarás mucha mierda por el camino. Eso seguro. Pero con que des con 4 o 5 libros buenos sobre el tema a lo largo de tu carrera ya valdrá más que la pena. Te lo prometo.

Nos vemos pronto, querido emprendedor.

FUERZA Y PAZ.

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