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Etiqueta: emprendimiento

«Me sobran 200 euros al mes, ¿dónde los invierto?»

¿Dónde meter parte del dinero que vas ahorrando? ¿Dónde poner pequeñas sumas?

(Artículo original de mi newsletter «El emprendedor Feliz»,
puedes suscribirte AQUÍ completamente gratis)

Es una pregunta que muchos emprendedores me han hecho cientos de veces.

¿Dónde meto parte de lo que gano?
¿Dónde es mejor invertir?
¿Qué hago con estos 300 euros que me sobran todos los meses?

Y es normal. El dinero es un activo que, bien usado, puede hacerte ganar más dinero. Es la quintaesencia del capitalismo: usar capital para ganar más capital. Usar dinero para ganar más dinero. Ahora bien, no es fácil. Nada fácil. Y menos aún cuando hablamos de pequeñas sumas de dinero ya que es difícil sacar una rentabilidad que haga la diferencia con pequeñas aportaciones a no ser que empieces muy pronto en la vida y tengas mucha paciencia para llegar a ver cómo terminan sumando una diferencia notable.

Yo aconsejo dos cosas y el artículo de hoy va sobre la segunda de estas dos.

1- Ahorrar hasta tener una cantidad que te permita llevar a cabo una operación de cierto calibre, como comprar una vivienda para venderla.

2- Invertir en el propio negocio.

Y digo invertir en el propio negocio como digo también invertir en ti mismo, como punta del iceberg de tu negocio.

Antonio es un cliente que lleva años conmigo. Tiene una empresa muy exigente. Tiene que tratar mucho con clientes y eso es de las cosas que más quema. Cuando comenzamos a trabajar su hartazgo era palpable y me propuse cambiar eso, sin embargo en la primera sesión ya me dijo que le gustaría mover 100 «eurillos» al mes de alguna forma. Yo le respondí: «Me parece bien, 50 euros para una masaje relajante al mes y otros 50 para pasar una mañana en un spa».

Él me contestó: «No, no. Me refiero a invertirlos para ganar un poco más de dinero».

Le dije: «Te he entendido perfectamente».

A regañadientes… me hizo caso.

A los pocos meses comenzó a trabajar mejor, a tratar mejor a sus empleados y a tratar con más energía a sus clientes. La rentabilidad de su empresa subió un 2% al cabo de 6 meses sin cambiar, aparentemente, nada más. No obtuvo una rentabilidad del 2% de esos 100 euros pero sí la consiguió de los 12000 que facturaban normalmente al mes. Haz las cuentas.

Otro cliente que tuve comenzó a destinar un montante similar a mejorar su apariencia. Se apuntó al gimnasio y contrató un entrenador personal. Comenzó a llevar siempre el pelo bien cortado y empezó a vestirse mejor. Él mismo dijo que su negocio se había disparado desde que comenzó a invertir de esa manera en sí mismo.

Como ves, esto de las inversiones se puede enfocar de muchas maneras.

Es como la vez que un cliente mío me dijo que estaba metiendo cada mes 200 euros en la bolsa mientras calzaba unos zapatos terribles, viejos, sucios y descoloridos.

Lo primero es lo primero.

Invertir está muy bien, por supuesto que sí, pero hay muchas formas de conseguir un buen retorno de la inversión.

¿Necesitas más ideas? Apunta, te dejo una lista por si no sabes qué hacer con esos 100 o 200 euros que te sobran al mes:

-Libros para tu desarrollo personal.
-Cursos y formaciones.
-Imagen personal.
-Ropa de calidad.
-Un buen perfume.
-Zapatos.
-Invitar a algún cliente a comer o cenar.
-Un buen masaje relajante.
-Un entrenador personal.
-Un regalo para tus mejores clientes.
-Un regalo para tu mejor empleado.
-Invitar a comer a tus empleados.
-Decoración para tu despacho o local.
-Inversión en elementos de la empresa (maquinaria, mantenimiento, reparaciones, etc).
-Un sastre para mejorar la ropa que ya tienes.

Hay muchos más. Piensa tú en cómo podrías invertir mejor en ti o tu negocio una suma modesta de dinero y mándamelas respondiendo a este correo. Te leeré encantado.

Espero que te sirva.

Emprendedor: El Equilibro (NO) Es Imposible.

EL EMPRENDEDOR Y EL EQUILIBRIO.

Una vida sin equilibrio es una vida torcida que un día terminará quebrándose.

Y pocas cosas hay con más capacidad para desequilibrar una vida que una empresa. Esto es así, y lo sabes bien, mi querido emprendedor.

Lo sabes, por ejemplo, cuando los políticos hablan de «conciliar la vida personal con la profesional» pero nunca incluyen en ese plan a los autónomos y empresarios.

El emprendedor se tiene que buscar la vida solo.

Es el olvidado. El apestado. El outsider que sostiene la economía de un país creando empleo y pagando pingües impuestos.

No hay propuestas para autónomos. Que se jodan. Capitalistas de mierda.

El emprendedor se tiene que apañar solo.

Y casi que mejor así. Prefiero buscarme yo la vida a que me la busque el político de turno que no ha creado un puesto de trabajo o un servicio o producto en su puta vida.

UN CASO REAL.

Mira, hace unos meses me contrató un empresario para ayudarle a optimizar recursos y a organizarse mejor. En la primera sesión ya se echó a llorar. Literalmente.

«No me he dado cuenta y ahora mi hijo mayor ya tiene 16 años y apenas para por casa. No lo he disfrutado nada. Me he matado a trabajar por mi familia y ahora me arrepiento de todo lo que me he perdido», me decía.

Dime tú si esto no es un drama.

«Tendría que haberme hecho funcionario», concluyó.

¿Y sabes qué? Que tenía razón.

Para lo que su empresa exigía de sí mismo lo mejor habría sido cerrarla y sacarse una oposición.

Mi posición es clara: el emprendimiento sólo vale la pena por dos cosas:

El techo de crecimiento es mayor que como asalariado o funcionario.
La libertad.
Y el punto 2 es más importante que el punto 1.

TECHO Y LIBERTAD.

Me explico.

Como asalariado o funcionario no se tarda mucho en averiguar dónde está el techo máximo al que uno aspira. Yo mismo, cuando entré en la policía local, pregunté cuánto era lo máximo que podría llegar a ganar ahí. Me dijeron (hace 20 años, eso sí), que unos 3000 euros. El sueldo medio de un policía local era entonces de unos 1500 o 1600 euros. Vamos, que el techo no estaba muy lejos de las condiciones iniciales.

Y luego está la libertad. Yo, como policía local, ya sabía que iba a tener que hacer mis turnos con las horas establecidas para siempre. No había nada que yo pudiese hacer en cuanto a méritos para, por ejemplo, llegar a trabajar 3 o 4 días a la semana 3 o 4 horas.

Como emprendedor, si haces las cosas muy bien, puedes llegar a ganar mucho más que en tus inicios y puedes llegar a trabajar muchísimo menos que cuando empiezas.

Y esa es, para mí, la gracia de hacerse emprendedor. Así que, si no tienes esto ¿qué sentido tiene ser emprendedor?

LO MÁS IMPORTANTE.

No hay nada más importante que tu vida personal.

Tu vida profesional sólo tiene que ser un catalizador, un potenciador de tu vida personal.

Trabajas para que tu vida sea mejor, para que te dé cosas y NO para que te las arrebate. PUNTO.

Así que, todo esfuerzo profesional que hagas, debe tener como primer y único beneficiario tu VIDA PERSONAL, lo que pasa FUERA del trabajo.

Habrá momentos para remar más, claro que sí, pero sólo deben existir para pronto remar menos… o remar mejor para no tener que remar tanto.

¿El equilibro? El equilibrio es esto: VIDA PERSONAL ANTES QUE LA VIDA PROFESIONAL. SIEMPRE.

Un Truco Gratuito Para Emprendedores.

Obsérvate. Toma nota de tu conducta y comportamiento como consumidor.

Cuando vayas por la calle y te detengas a ver un escaparate pregúntate por qué motivo lo estás haciendo.

Cuando estés leyendo el periódico y te veas leyendo una noticia concreta o un anuncio pregúntate por qué motivo lo estás leyendo.

Cuando estés en redes sociales y te veas a ti mismo, de repente, mirando una publicación concreta, pregúntate qué es lo que te ha hecho detenerte ahí.

Y, sobre todo, cada vez que sueltes un céntimo de tu bolsillo, cada vez que saques la tarjeta para pagar algo, pregúntate por qué han conseguido que les des tu dinero.

Haz esto como hábito e irás viendo las claves. Luego ya sólo es cuestión de que las apliques a tu negocio.

(Este es un fragmento del último artículo publicado en mi newsletter para emprendedores «El emprendedor feliz». Puedes leer el resto del artículo AQUÍ y suscribirte para recibir un correo semanal con consejos para tu negocio)

 

Subir Precios, Despedir Clientes.

(Fragmento de mi newsletter «El emprendedor Feliz»,
puedes suscribirte gratis AQUÍ)

—DESPIDIENDO CLIENTES—

La conversación fue, más o menos, así:

JOAN: Ya he revisado tus números. Vas a tener que subir precios, estás fuera de mercado. Y, como mínimo, un 15%.
CLIENTE: Pero, Joan… no puedo hacer eso.
JOAN: Si no lo haces, tendrás que cerrar.
CLIENTE: Pero es que mis clientes se van a enfadar. No lo van a entender.
JOAN: Pues cambia de clientes, tío. No tienes otra alternativa.
CLIENTE: ¿Crees que se enfadarán?
JOAN: Te prometo que no puede importarme menos eso. Si se enfadan que se enfaden, que se vayan. Pero, por mi experiencia, no suele haber nunca más de un 10% de clientes que se van tras una subida de precios normal.
CLIENTE: Un 10% es mucho…
JOAN: Haz números, joder. Se va un 10% y el 90% restante comienza a pagarte un 15% más. Sales ganando. Facturas más y tienes que atender a menos gente mientras captas gente nueva.
CLIENTE: Visto así…
JOAN: No hay otra forma de verlo.
CLIENTE: ¿No?
JOAN: Vamos a ver, ¿está justificada la subida? Sí. ¿Estás estafándoles? No. ¿Corres el riesgo de quebrar y cerrar si no subes precios? Sí. ¿Puedes dar servicio a los clientes felices contigo si cierras? NO.
CLIENTE: Pero vendrán a quejarse.
JOAN: Sí, siempre habrá un par de parásitos que lo hacen. Cuando lleguen, si quieres, les explicas la subida. Y si no lo entienden, los despides. A la puta calle.
CLIENTE: ¿Los despido?
JOAN: Sí, a veces, lo mejor que uno puede hacer es despedir a un cliente.

Tras esto, mi cliente subió precios. De entre toda su clientela sólo 3 se le quejaron directamente, menos del 4%. A los 3 se les explicó la subida y se les invitó a darse de baja del servicio si no estaban conformes con la decisión. Los 3 se marcharon.

Mi cliente…

PUEDES LEER EL CORREO COMPLETO HACIENDO CLICK AQUÍ.

El Emprendedor Feliz: LAS PRISAS.

Artículo de mi newsletter «El Emprendedor Feliz». Puedes suscribirte aquí para recibir un artículo exclusivo cada semana.

—LAS PRISAS—

Me pasa mucho en mi trabajo.

Un cliente me llama, nervioso, pidiendo ayuda.

«Dime, ¿qué ha pasado?», le digo.
«Joan, ¡este mes ha bajado la conversión un 15%! ¡¿Qué hago?!».
«Nada, esperar», le contesto.
«¿Esperar? ¿A qué?», me dice frenético.
«Al siguiente mes», concluyo.

Porque… ¿qué se supone que hay que hacer? ¿Cambiar toda la estrategia de márquetin? ¿Y si sólo es una pequeña desviación estadística normal? ¿Y si sin hacer nada al mes siguiente los números se normalizan? ¿Y si, por no esperar, terminamos cambiando algo que sí funciona?

Aquí hay algo que pocos emprendedores comprenden y aceptan:
LAS RACHAS EXISTEN, AUNQUE LAS COSAS SE HAGAN BIEN.

Lo he escuchado también un millón de veces.

«Joan, ¿lo estoy haciendo bien? Porque parece que los números no suben».

A lo que yo suelo decir: «Tranquilo, haciendo las cosas así, subirán».

Y terminan subiendo. Claro que sí.

Porque el mercado es mucho más lógico de lo que la gente se piensa. Es como la vida misma: los cambios se hacen de un segundo para otro pero los efectos de esos cambios tardan más en llegar. La vida obsequia al que confía en el trabajo bien hecho y sabe esperar.

Por lo tanto, cambiar cosas por un mes malo es una locura terrible. Un mes, estadísticamente hablando, es un suspiro. No es nada. No arroja tanta información como para cambiar cosas importantes del negocio. Hay que esperar. Por eso es tan importante tener un buen colchón, porque elimina las urgencias y evita las prisas.

Para terminar, esto también se aplica al lado contrario. Hace medio año aproximadamente, en una sesión con un cliente, éste me dijo que creía que tenía que contratar a más gente. Yo le pregunté el porqué. Él me dijo que llevaban 2 meses facturando mucho y que el negocio crecía mucho. Yo le convencí para esperar un poco más. Al mes siguiente las ventas se estancaron y al siguiente cayeron hasta un nivel de normalidad en la empresa. «Menos mal me mandaste esperar, Joan».

Soy bastante inteligente, no nos tenemos que engañar. Pero aún así, saco mucho más provecho de mi paciencia y mi calma que de mi inteligencia. Espero explicarme con esto.

FUERZA Y PAZ.
Y PACIENCIA.

Consejo Para Emprendedores y Empresarios.

(Éste es uno de los últimos correos enviados a mi Newsletter para emprendedores. Puedes suscribirte, gratis, aquí: EL EMPRENDEDOR FELIZ)

—EXPERIMENTOS—

He observado que uno de los errores más comunes entre los emprendedores es su inmovilismo con sus servicios y productos.

Hacen pocas pruebas, pocos experimentos, testean muy poco.

La mayoría de mis clientes emprendedores llevan con la misma oferta desde hace demasiado tiempo y pierden mucho tiempo y energía haciendo pruebas con el márquetin o con la política de precios. Pero apenas intentan crear un producto nuevo, o un servicio diferente.

Y esto es absolutamente clave. Es vital. Y si te fijas, es lo que hacen todas las grandes marcas del mundo.

Ahora seguro que piensas en Converse y dices: «Converse lleva haciendo los mismos zapatos desde siempre». Pues no, mentira. Entra en su web. Hay modelos nuevos constantemente. Hay Converse con plataforma, hay Converse de piel, hay Converse con la goma amarillenta como si hubiesen estado en una caja 50 años, las hay que parece que lleven un kilo de mugre encima, las hay con estampados, las hay tipo bota de baloncesto, las hay incluso con purpurina y las hay con cordones de colorines. Pero lo más importante es que cada dos por tres hay modelos nuevos.

¿Por qué hacen eso?
Están haciendo pruebas. Experimentan.

¿Para qué?
Para extraer información del mercado. Extraer información de ti y de mí.

Lo hace McDonald’s. Lo hace Instagram. Lo hace Nike. Lo hace Zara. Lo hace Milka. Lo hace Monster.

Quizá hayas pensado ahora que Red Bull no, que Red-Bull no lo hace. ¿Seguro? Haz una búsqueda en Google…

A mí no se me ocurre ningún ejemplo. Puede que lo haya, pero será un unicornio, una excepción a la regla.

Mira, muchas veces sucede que un nuevo emprendedor crea un servicio o producto que le funciona y le da cierta rentabilidad. Eso está muy bien. Cuando eso pasa la empresa entera orbita sobre ese producto o servicio volviéndose éste intocable. Y no digo que haya que tocarlo (o sí) pero sí digo que la empresa no puede convertirse sólo en eso. La empresa tiene que seguir teniendo ideas nuevas. La empresa tiene que seguir experimentando. Tiene que seguir lanzando productos nuevos al mercado. Tiene que ofrecer nuevos servicios, diferentes.

Porque con un sólo producto o servicio no se puede conocer bien el mercado.

¿Cómo si no puedes saber que creando un producto por el doble del precio que acostumbras no te comprarían lo mismo?

¿Cómo si no puedes saber que creando un producto por la mitad del precio que acostumbras no te comprarían 10 veces más?

Tienes que usar la fuerza y el poder de la creatividad.
¡Tienes que pensar como Converse, McDonald’s, Monster y la madre que los parió! ¡Si te están enseñando cómo se hace!

Ahora dirás: «Vale, te lo compro, Joan, ¿y ahora cómo hago esos experimentos?».

Bien, te aconsejo que arriesgues en ello algo que puedas perder completamente. No te gastes en experimentar un dinero que no puedas perder. No crees nuevos servicios y productos al tuntún. Sé, sobre todo, creativo, inventivo, porque eso hará que los experimentos sean sostenibles y que puedas hacer muchos a lo largo del tiempo, sobre todo si estás más en el lado del mundo de los servicios más que en el de productos (aunque en este último también puedes hacer maravillas con algo de imaginación).

Y una cosa está clara, la creatividad se mejora creando.
Cuanto más crees, mejor lo harás.
Cuando más experimentes, mejores experimentos harás.
Punto.

Atrévete. Sé valiente. Vale mucho la pena. Porque si lo haces, dentro de no mucho tiempo podrás decir bien alto y claro aquello de: «Conozco el mercado como la palma de mi mano, sé perfectamente lo que funciona y lo que no».

Y eso es la hostia.

—ACCIÓN:

Crea un nuevo servicio o un nuevo producto (sin desatender lo que ya te funciona) antes de que termine marzo y lánzalo al mercado. Luego observa su impacto.

FUERZA Y PAZ.

INFORMACIÓN SOBRE MIS SERVICIOS

 

 

Los Libros Sobre Emprendimiento.

(Éste es uno de los últimos correos enviados a mi Newsletter para emprendedores. Puedes suscribirte, gratis, aquí: EL EMPRENDEDOR FELIZ)

UN POCO DE CONTEXTO

Leo mucho. Muchísimo. Si me conoces mínimamente lo sabrás de sobra. Y no es una vacilada ni un «mira qué cojonudo soy». A mis casi 40 no necesito que nadie me halague. Habré leído más de 2000 libros en mi vida, pero no tengo más mérito que aquel que se ha visto todas las temporadas de los Simpsons o ha visto Juego de tronos 7 veces seguidas. Leo porque me encanta. Casi más que cualquier otra cosa. Tú habrías leído lo mismo que yo si te gustase tanto leer como a mí.

Y te cuento esto porque puedes estar seguro de que me he leído (y releído) prácticamente todo lo que hay que leer sobre emprendimiento, marca personal, finanzas, relaciones, ventas, liderazgo y todo lo que tiene que ver con el mundo de los negocios y la empresa. Así que me veo con el derecho a pensar que mi opinión sobre este tipo de libros se puede tener en cuenta con bastante confianza.

Así que voy a responderte a la pregunta que me han hecho un millón de veces: ¿Sirven para algo los libros sobre emprendimiento?

UN MUNDO UN POCO ESQUIZOFRÉNICO

La crítica que más se suele hacer a los libros de emprendimiento es la siguiente: «Si fuese tan bueno como empresario no haría libros sobre emprendimiento, se dedicaría a hacer negocios».

Qué quieres que te diga. Suena lógico. Pero… ¿vender libros no es un negocio? ¿No puedes concebir a un hombre de negocios de éxito que quiere compartir lo que ha aprendido con los demás? ¿Te parece extraño que una editorial le pida a un emprendedor de puta madre que escriba un libro? ¿Sabes lo bonito que es escribir un libro y dejar ese legado al mundo? ¿Crees, sin embargo, que todo emprendedor exitoso podría escribir un libro que te ayudase? ¿En serio?

Mira, la verdad es esta: he leído libros de emprendedores de mucho éxito, multimillonarios, que no sirven ni para decorar una estantería; he leído libros de emprendedores casi desconocidos que eran una maravilla de principio a fin y he leído libros de emprendedores de éxito cojonudos y otros de falsos emprendedores que eran una puta mierda (cosa obvia quizá).

Es un poco una cosa de locos, pero funciona así. De modo que no queda más remedio que analizar el libro y no al autor. ¿El libro es bueno y sirve? Entonces me da lo mismo si el autor vive debajo de un puente y cena de cucarachas.

Si aceptas esa esquizofrenia, eliminarás un gran sesgo y encontrarás joyas por el camino.

LA RELACIÓN CANTIDAD → CALIDAD

Si me preguntas cuántos libros buenos de emprendimiento hay por cada libro malo te tengo que decir, en primer lugar, que depende de tu nivel. Si aún no has empezado tan siquiera a emprender, habrá más libros que te puedan servir. Si llevas tiempo en el mundo de los negocios, ya tienes un éxito relativo y quieres llevar tus objetivos más allá, entonces te costará más encontrar lecturas que te ayuden. Así de sencillo es.

Y en segundo lugar y atreviéndome a responder a la pregunta, te diré que por cada libro bueno y útil que he leído sobre emprendimiento me he encontrado unos veinte que eran bastante penosos.

Ahora bien, ¿vale la pena? Joder si vale la pena. Pero… ¿por qué? ¿Cómo saber si un libro de emprendimiento ha sido bueno?

ESTA MIERDA ES BUENA

He leído libros sobre emprendimiento que me han dado ideas para mis servicios y productos, otros me han ayudado directamente a ganar miles y miles de euros, otros me hicieron mejor líder, otros me enseñaron a persuadir mejor, otros me dieron más confianza, otros me ayudaron a escribir mejor e impactar a más gente, otros me enseñaron a hacer relaciones comerciales y profesionales, otros me ayudaron a sistematizar, otros me enseñaron a organizarme y otros me ensañaron a planificar. Y otros me enseñaron otras muchas cosas que fueron útiles para mi carrera como emprendedor.

Si un libro te da algo de esto entonces es un buen libro. Un gran libro, diría.

Recuerdo uno en especial que me hizo comenzar mi carrera en el mundo del podcast. Otro, me ayudó a remodelar mis servicios pasando a quintuplicar el valor de mi tiempo. Otro, por 21 euros, me dio una idea para un servicio que provocó una facturación de más de 10000 euros en la primera semana. Si quien lo escribió nada en billetes de 500 o vive en un piso de 90m2 no puede importarme menos. ¿A ti te importaría?

CONCLUSIÓN

Creo que leer libros sobre emprendimiento y todo lo que tiene que ver con ello es obligatorio para cualquier persona que quiera comenzar a emprender o esté, de hecho, ya emprendiendo.

Encontrarás mucha mierda por el camino. Eso seguro. Pero con que des con 4 o 5 libros buenos sobre el tema a lo largo de tu carrera ya valdrá más que la pena. Te lo prometo.

Nos vemos pronto, querido emprendedor.

FUERZA Y PAZ.

INFORMACIÓN MENTORÍA PREMIUM

Fue Lo Que Los Haters Quisieron.

Mi primera red social fue twitter. Allá por 2009. Yo tenía 25 años.

Ahí hice un amigo que trabajaba como camarero pero que adoraba todo sobre el mundo del entrenamiento y así lo transmitía en esa red social.

Tenía los conocimientos sobre ello que sólo puede tener alguien que siente amor por lo que estudia.

A los pocos meses comenzaron a pedirle que diese entrenamientos on-line. Y así lo hizo.
Sacó un servicio de entrenamiento on-line que anunciaba de vez en cuando mientras seguía con su labor de divulgar gratis.

El chaval estaba feliz de la vida.
Hasta que un día me contactó, muy nervioso y triste.
Me enseñó un montón de capturas de pantalla de personas que hasta ese día le seguían.
Le llamaban vendido, vendehúmos, pesetero, flipado y cosas así.

El chaval estaba hecho mierda. La verdad.

Me pidió consejo y yo le respondí: «Que les den por el culo. Divulgas gratis y algunas personas quieren más y están dispuestas a pagarte por ello. ¿Qué tiene de malo? Que se jodan los otros. Si no les gusta que se piren. Tú sigue haciendo lo que haces. Si sigues así pronto podrás dejar tu trabajo actual y tendrás tiempo para dedicarte a esto y, encima, para seguir divulgando gratis como haces».

Él me dijo que sí, que tenía razón.

Pero no quedó ahí la cosa.

El chico siguió su camino, superó los 10000 seguidores en Twitter en un tiempo donde eso era una puta locura. De vez en cuando me enviaba capturas de los mensajes de sus haters. Se notaba que le afectaba.

Un día recibí el mensaje que sabía que recibiría en cualquier momento.

«Lo dejo Joan. Ya ni duermo por la noche. Ahora ya me come la ansiedad cada vez que tengo que darle al botón de publicar en Twitter».

Yo le dije que se lo pensase con calma. Lo siguiente que supe de él fue la nada. Le mandé un correo que tardó meses en responder.

Al final no dejó su trabajo y su implicación en el mundo del entrenamiento se limitó a hacer de voluntario guiando a gente en excursiones por el monte.

Años después, recibí un correo de su parte. Le invité a hacer una videollamada por Zoom. Hablamos un rato y no pude evitar decirle lo siguiente:

«Tío, por culpa de un puñado de infelices de mierda dejaste fuera de tu vida a mucha gente que sí valoraba lo que hacías y que te apoyaba. Que incluso se alegraba de que las cosas te fuesen tan bien.
Los malos vencieron a los buenos, tío».

No quería ser duro pero era necesario.
Porque los buenos no se merecen que nos achantemos ante los malos.

A tomar por culo.

Por estas cosas lo de «Fuerza y paz». Por estas cosas, ese orden.

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