La Puerta Hacia La Valentía.

¿Tienes miedo? Genial, es tu puerta hacia la valentía.

Uno se pasa media vida pidiendo oportunidades y la otra media rechazándolas cuando aparecen.

Hostias, aprovecha. Da un paso al frente y di «esta vez no me esconderé, esta vez prefiero dar la cara y que me la partas».

Por esto a los tipos duros los dibujan con cicatrices en el rostro.
Piénsalo.

FUERZA Y PAZ.

No Metas Mierda Bajo La Alfombra.

Lo que se esconde siempre termina saliendo a la luz.
Y en peor forma que cuando se escondió la primera vez.

La valentía. Salvavidas siempre ofrecido pero siempre rechazado.

Sé valiente. No metas la mierda bajo la alfombra.
Porque un día olerá y alguien la levantará.
Y ese día pensarás: «Mierda, no tendría que haber hecho eso».

FUERZA Y PAZ.

INFORMACIÓN MENTORÍA PREMI

Se Trata De Empezar.

Se trata de empezar.
La confianza en uno mismo llega después.

Pero… ¿cómo empiezo si no tengo confianza?

Pues se empieza… sin confianza.
Porque no queda más remedio.

En mi barrio las peleas eran algo común. Diario.
A veces te tenías que enfrentar a tipos que no sabías si te podían dar de hostias.
Pero, ¿qué ibas a hacerle? ¿Pedirle unos meses para prepararte?
No. Imposible. Te ponías a ello sin saber si ibas a ser capaz de vencer.
Porque no intentarlo era siempre peor. Mucho peor. Te convertía en un cobarde.
Y eso era lo peor de lo peor.

Mejor magullado que acobardado.
Sin duda.

Así que, ya sabes: EMPIEZA. Aunque no confíes demasiado en ti.
Porque quien se esconde no arriesga. Y por eso nunca gana.

FUERZA Y PAZ.

INFORMACIÓN MENTORÍA PREMIUM

Fue Lo Que Los Haters Quisieron.

Mi primera red social fue twitter. Allá por 2009. Yo tenía 25 años.

Ahí hice un amigo que trabajaba como camarero pero que adoraba todo sobre el mundo del entrenamiento y así lo transmitía en esa red social.

Tenía los conocimientos sobre ello que sólo puede tener alguien que siente amor por lo que estudia.

A los pocos meses comenzaron a pedirle que diese entrenamientos on-line. Y así lo hizo.
Sacó un servicio de entrenamiento on-line que anunciaba de vez en cuando mientras seguía con su labor de divulgar gratis.

El chaval estaba feliz de la vida.
Hasta que un día me contactó, muy nervioso y triste.
Me enseñó un montón de capturas de pantalla de personas que hasta ese día le seguían.
Le llamaban vendido, vendehúmos, pesetero, flipado y cosas así.

El chaval estaba hecho mierda. La verdad.

Me pidió consejo y yo le respondí: «Que les den por el culo. Divulgas gratis y algunas personas quieren más y están dispuestas a pagarte por ello. ¿Qué tiene de malo? Que se jodan los otros. Si no les gusta que se piren. Tú sigue haciendo lo que haces. Si sigues así pronto podrás dejar tu trabajo actual y tendrás tiempo para dedicarte a esto y, encima, para seguir divulgando gratis como haces».

Él me dijo que sí, que tenía razón.

Pero no quedó ahí la cosa.

El chico siguió su camino, superó los 10000 seguidores en Twitter en un tiempo donde eso era una puta locura. De vez en cuando me enviaba capturas de los mensajes de sus haters. Se notaba que le afectaba.

Un día recibí el mensaje que sabía que recibiría en cualquier momento.

«Lo dejo Joan. Ya ni duermo por la noche. Ahora ya me come la ansiedad cada vez que tengo que darle al botón de publicar en Twitter».

Yo le dije que se lo pensase con calma. Lo siguiente que supe de él fue la nada. Le mandé un correo que tardó meses en responder.

Al final no dejó su trabajo y su implicación en el mundo del entrenamiento se limitó a hacer de voluntario guiando a gente en excursiones por el monte.

Años después, recibí un correo de su parte. Le invité a hacer una videollamada por Zoom. Hablamos un rato y no pude evitar decirle lo siguiente:

«Tío, por culpa de un puñado de infelices de mierda dejaste fuera de tu vida a mucha gente que sí valoraba lo que hacías y que te apoyaba. Que incluso se alegraba de que las cosas te fuesen tan bien.
Los malos vencieron a los buenos, tío».

No quería ser duro pero era necesario.
Porque los buenos no se merecen que nos achantemos ante los malos.

A tomar por culo.

Por estas cosas lo de «Fuerza y paz». Por estas cosas, ese orden.

Empezar De Cero. A veces.

A veces pasa.
A veces el caos es tan grande que la mejor opción es empezar de cero.

Dar mucho por perdido para poder tener después algo que ganar.

«Me da miedo empezar de cero», me dicen.
Normal. Claro que da miedo.

Pero no creo que dé tanto miedo como la certeza de tirar una vida entera por el desagüe.

Sé valiente.
Haz lo que tengas que hacer.

FUERZA Y PAZ.

Conversación Sobre El Miedo Y La Valentía.

Conversación real con un cliente:

—¿Qué te da miedo?
—No sé, Joan…
—No quieres ni nombrarlo, ¿no?
—Eso es.
—¿Prefieres ignorarlo o hacer como que no existe?
—Creo que es como vivo. Así, mientras que lo que me da miedo no aparezca evito comerme la cabeza.
—¿En serio que no te la comes?
—Bueno Joan… no me la como tanto. Vivo mediotranquilo.
—Ah, ¿y si eso que temes un día llega a tu vida? ¿Sabrás qué hacer? ¿Tienes un plan?
—Ya pensaré en ello llegado el momento.
—¿Y no es mejor pensar en eso ahora y después vivir tranquilo?
—¿Mejor que qué?
—Mejor que vivir «mediotranquilo».
—¿Se puede vivir completamente tranquilo, Joan?
—Sí.
—¿Cómo?
—Siendo valiente y fuerte.
—¿Y ya?
—Claro… ¿acaso no vivirías más tranquilo si fueses más fuerte y más valiente?
—Sin duda…
—Y esconderte de tus miedos, ¿te hace más fuerte y más valiente o… más cobarde y temeroso?
—Es verdad… joder, tienes razón. Dime lo que tengo que hacer Joan, quiero probar al menos.
—Ahora te escucho. Vamos.

 

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FUERZA Y PAZ.
Joan Gallardo.

La Injusticia, Los Malos Y La Lucha.

No dejes que los injustos te pasen por encima.
Plántales cara. No te amilanes.

Recuerda que el abusón vive del miedo y la inacción del abusado.
Mírales a los ojos y diles: «Por aquí no vas a pasar».
Y que no pasen.

No te engañes.
Esto es siempre una lucha del bien contra el mal.

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FUERZA Y PAZ.
Joan Gallardo.

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