El Emprendedor Feliz: LAS PRISAS.

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—LAS PRISAS—

Me pasa mucho en mi trabajo.

Un cliente me llama, nervioso, pidiendo ayuda.

«Dime, ¿qué ha pasado?», le digo.
«Joan, ¡este mes ha bajado la conversión un 15%! ¡¿Qué hago?!».
«Nada, esperar», le contesto.
«¿Esperar? ¿A qué?», me dice frenético.
«Al siguiente mes», concluyo.

Porque… ¿qué se supone que hay que hacer? ¿Cambiar toda la estrategia de márquetin? ¿Y si sólo es una pequeña desviación estadística normal? ¿Y si sin hacer nada al mes siguiente los números se normalizan? ¿Y si, por no esperar, terminamos cambiando algo que sí funciona?

Aquí hay algo que pocos emprendedores comprenden y aceptan:
LAS RACHAS EXISTEN, AUNQUE LAS COSAS SE HAGAN BIEN.

Lo he escuchado también un millón de veces.

«Joan, ¿lo estoy haciendo bien? Porque parece que los números no suben».

A lo que yo suelo decir: «Tranquilo, haciendo las cosas así, subirán».

Y terminan subiendo. Claro que sí.

Porque el mercado es mucho más lógico de lo que la gente se piensa. Es como la vida misma: los cambios se hacen de un segundo para otro pero los efectos de esos cambios tardan más en llegar. La vida obsequia al que confía en el trabajo bien hecho y sabe esperar.

Por lo tanto, cambiar cosas por un mes malo es una locura terrible. Un mes, estadísticamente hablando, es un suspiro. No es nada. No arroja tanta información como para cambiar cosas importantes del negocio. Hay que esperar. Por eso es tan importante tener un buen colchón, porque elimina las urgencias y evita las prisas.

Para terminar, esto también se aplica al lado contrario. Hace medio año aproximadamente, en una sesión con un cliente, éste me dijo que creía que tenía que contratar a más gente. Yo le pregunté el porqué. Él me dijo que llevaban 2 meses facturando mucho y que el negocio crecía mucho. Yo le convencí para esperar un poco más. Al mes siguiente las ventas se estancaron y al siguiente cayeron hasta un nivel de normalidad en la empresa. «Menos mal me mandaste esperar, Joan».

Soy bastante inteligente, no nos tenemos que engañar. Pero aún así, saco mucho más provecho de mi paciencia y mi calma que de mi inteligencia. Espero explicarme con esto.

FUERZA Y PAZ.
Y PACIENCIA.

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