No puedes desenvolverte en idiomas que no conoces.
No quieras desenvolverte en juicios porque esa es fría tarea de jueces.
No condenes ni castigues pues no desearías ser verdugo.
No ataques los errores de los demás porque ni en el cielo hay alguien con ese oficio.
No sientas ataques ya que nunca lo harías y por lo tanto no sabes de lo que te hablo.
No darás dolor porque sabes que no existe como tal más allá de la dualidad que una vez creaste.
No verás culpa porque sabes que tras el musgo todo es inocente.
No hablarás sobre el miedo porque reconoces que todo es amor.
Y el amor no tiene opuestos.