En todas las charlas que oigo y pretenden arreglar el mundo siempre se habla de política. Siempre desde la dualidad, el odio y el conflicto. No veo coexistiendo fuego y agua a la vez. No veo paz en la confrontación ni en el caos. Cuando hablemos de arreglar el mundo hagámoslo apuntando primero hacia nosotros mismos.
Hablemos de paz, amor, perdón y generosidad.