Hasta un gato sabe que si es agradable y suave recibirá alimento hasta en el hogar más lejano. Sabe además que si es cariñoso obtendrá amor, miradas y caricias. Saciará su estómago y colmará su alma. Y si en una morada no obtuviera amor en respuesta sabe que su arañazo y mordida nunca será sobre nadie más que sobre él mismo.
Los gatos lo saben. La raza humana lo está olvidando.