Trabajamos demasiado para tan poco.
Tan poca es la recompensa que quita el sentido al sacrificio que se hace.
El otro día vi que muchas familias se ven obligadas a alquilar habitaciones de sus hogares para poder pagar la hipoteca o el alquiler.
No me jodas. Hay que meter en casa a un extraño que tampoco se puede costear una vivienda para poder costear una vivienda.
El mundo se va a la mierda por cosas así.
La indignidad sólo genera más indignidad.
Un país donde un individuo que trabaja no puede pagarse una vida autónoma y libre debería arder hasta la ceniza para después volver a empezar desde cero.
Un mundo en el que para poder tener acceso a una hipoteca necesitas una cantidad improbable de dinero ahorrado es una broma. Una broma pesada.
Una que no tiene ni puta gracia.
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