Hace mucho que abandoné la motivación y la sustituí por la disciplina.
Y la cuestión es que no he vuelto a necesitar la motivación para hacer nada.
Ni pienso en ella. Ha sido como dejar un vicio. Un mal hábito.
Sí, eso es: la motivación es un mal hábito.
Me siento más libre así.
No lo habría creído en su momento pero… la disciplina me ha hecho más libre.