La vida es, al menos en una parte significativa, dolor.
Por lo tanto habrá que aprender a desarrollar sus antídotos a lo largo de la misma.
Habrá que aprender a tener esperanza, fe, paciencia, humildad, resistencia y fortaleza.
Retrasar este aprendizaje o incluso rechazarlo significa dejar espacio para que el dolor arrase con lo que no sería necesario entregar.
Lo mejor que se puede hacer es dar por seguro el dolor y hacer algo al respecto.
Todo el mundo sabe que la lluvia es segura, por eso en todas las casas hay paraguas, chubasqueros y plantas en el balcón esperándola.
FUERZA Y PAZ.
Joan Gallardo.