Yo también me enfado. A veces hasta rabiar. A solas.
También aprieto el puño fuerte. Con ira.
También me tienta no perdonar. Por un momento.
También gritaría. Al cielo.
También dejo de entender algunas cosas. Y a veces ni lo consigo.
También estoy cansado. Y lucho contra ello haciendo cosas.
También tengo sueño. Y sueño de día.
También me quedaría durmiendo. Sólo un poco más. Algún día.
Al menos nunca tengo miedo. Gracias a Dios y a mi corazón.
Yo también siento lo mismo que tú. Pero descubrí que puedo volver al hogar. Y que está cerca. Está, de hecho, en mí. Entro por la puerta y siempre está a la mejor temperatura.
Ahí no me enfado.
Ni rabio.
Mis manos se abren suaves.
Ahí perdono.
Estoy en silencio.
Lo comprendo todo.
Soy vida.
Estoy despierto.
En pie.
PAZ.