Fui a un colegio un poco jodido.
Había buenos profesores pero eso era el puto Far West. De locos.
La cosa es que unos abusones siempre le quitaban medio bocadillo a un amigo mío.
Yo quería interceder por él pero eso era como decirles «soy tan flojo que necesito que mi amigo me defienda». Era complicado. Mi amigo terminaba la jornada muerto de hambre.
¿Qué hizo para solucionar ese problema?
Le pidió a su madre que le hiciese el bocadillo mucho más grande.
El mamón se traía un bocadillo de dos palmos.
Así, le quitaban la mitad pero al menos, con los que le quedaba, se saciaba.
Pues con el sistema y los impuestos pasa igual.
Ya te conviene ya hacerte el bocadillo bien grande para que, cuando te quiten la mitad, aún quede para saciarte.
FUERZA Y PAZ.