Conversación con un amigo sobre la muerte:
P: ¿Crees de verdad que hay vida después de la muerte?
Joan: Yo sí.
P: ¿Por qué?
Joan: Bueno, ya sabes que soy cristiano, y es lo que se nos dice en la Biblia.
P: Ya, pero… ¿y si no hay nada después de la muerte?
Joan: Eso sería terrible en vida, no una vez muertos.
P: ¿Cómo?
Joan: Pues que si no hay nada tras la muerte, una vez muertos no sufriremos ni podremos decir algo como «mierda, finalmente no hay nada». De hecho no podremos decir nada en absoluto. Seremos nada y no seremos conscientes de ser nada. Pero si no hay nada después de la muerte… eso cambia por completo la vida previa a la muerte. ¿Cómo me enfrento a todo esto sabiendo que un día desapareceré del todo? ¿Cómo vivo sabiendo que todo lo que me importa es temporal y que un día también todo eso, todos ellos, desaparecerán?
P: ¿Entonces?
Joan: La clave ya no es tanto, fíjate, entre si hay vida tras la muerte o no sino lo siguiente: sólo puede haber vida después de la muerte si hay Dios. Esa es la pregunta de fondo real que nos lleva a preguntarnos «¿Y si en realidad estamos solos?¿Y si todo esto en verdad fue azar y no significa nada?». ¿Cómo hay que vivir si no hay Dios? ¿Qué sentido tiene imponernos unos valores y principios que, en el fondo, tampoco significan nada? Esas son las verdaderas preguntas que hay que atreverse a responder…