El miedo al fracaso asegura no descubrir nunca de lo que serías capaz.
Es así. Hay una relación directa.
Los que no temen fracasar intentan más cosas, fuerzan más, exploran más, aprenden más.
Llegan más lejos. Se encuentran y se descubren.
Puede que no lleguen hasta donde esperaban. Pero es seguro que llegan hasta donde realmente pueden.
Y eso es mucho para la paz interior. Porque hay mucho sosiego en el «yo lo he dado todo, no hay más».
FUERZA Y PAZ.