—Aún no lo entiendo, Joan.
—¿Qué no entiendes?
—Pues el porqué. Por qué me dejó. Yo le trataba bien.
—Yo eso no lo pongo en duda. Y tú tampoco deberías.
—¿Entonces?
—Es que no es suficiente. Es imprescindible tratar bien al otro pero no siempre es suficiente. No todas las parejas que rompen se tratan mal.
—¿Cómo puede ser?
—¿Quieres oírlo? ¿Seguro?
—Sí, por favor.
—Vale. No quería que fueses tú quien le tratase bien. Ya está. ¿Lo entiendes?
Conversación con una pareja de clientes en crisis:
Joan: María, ¿por qué no le señalas las cosas que te hieren? María: ¿Yo tengo que decírselo? Joan: ¿Quién si no? María: Él tendría que darse cuenta. Joan: ¿Y si no es consciente? De tu sensibilidad tienes que dar cuenta tú, no los demás. Jose, ¿tú eras consciente de que le sentaba tan mal? Jose: Te prometo que no. A veces soy un poco brusco hablando, pero creía que no me tomaba tan literal sabiendo como soy… Joan: ¿Lo ves, María? Él es más tosco y tú más sensible. Si no os «educáis» en el «idioma» del otro, no os entenderéis y estaréis así cada dos por tres. Jose, ¿estás de acuerdo con que ella te señale cuándo estás hiriendo su sensibilidad con tus formas? Jose: Nada me gustaría más que que lo hiciera. Por favor. Yo voy con cuidado, aunque no lo crea, pero iré con más cuidado aún si es necesario. Joan: ¿María? María: Lo haré, lamento haber dado por sentado que sabía que me hería y, pese a ello, seguía haciéndolo. Jose: No lo sabía, de verdad. Lo siento. Yo, cuando me pase, dímelo y me corregiré… Joan: Dentro de tu capacidad y sin querer cambiar lo que no se puede cambiar… ¿No, María? Porque supongo que si elegiste a Jose como pareja era en gran parte por como es y no por como no es… ¿No? María: Sí… me gusta su rudeza, no se la quitaría… en el fondo son sólo un par de cosas que me chocan demasiado… Joan: Pues ya lo sabes, señálaselas cuando las haga y trabajadlo.
Conversación con una clienta sobre los conflictos en pareja:
—Joan, es que siempre empezamos conversando tranquilamente pero acabamos una y otra vez en bronca. ¿Qué hacemos mal?
—¿Por qué pasa eso? ¿Cuándo empieza a torcerse la discusión?
—No lo sé, en un momento dado él comienza a enfadarse. Y cuando veo que se enfada luego soy yo la que se enfada porque se enfada.
—Vale, ¿por qué se empieza a enfadar?
—No lo sé.
—¿Cómo? ¿No se lo has preguntado?
—¿Se lo tengo que preguntar? ¡Es que no tendría que enfadarse!
—Si alguien te hace la zancadilla por la calle, ¿¿no le vas a preguntar por qué motivo lo ha hecho ya que se supone que no tendría que hacerte la zancadilla??
—…
—La próxima vez, con tranquilidad, cuando veas que se empieza a enfadar dile lo siguiente: ¿Qué he hecho o dicho que te está empezando a enfadar?
—Vale… ¿Qué pasará después?
—Pues si se lo transmites con tranquilidad, asertividad y preocupación, te lo dirá. Y puede tener razón en su explicación o no tenerla. Si no la tiene, tendrás que hacérselo ver. Y si la tiene… tendrás que hacértelo mirar tú. Atender y corregir tu lenguaje tanto verbal como no verbal. ¿Sí?
—Sí, lo intentaré.
—Joan, yo quiero irme a vivir fuera pero mi pareja no.
—¿Y cuál es el problema?
—Pues ese.
—No veo el problema. Es más importante la pareja que el lugar donde vivas.
—¿Tú crees?
—Evidentemente. ¿Tú no?
—¿No tendría que seguirme donde quiera que yo vaya?
—¿Y tú? ¿No deberías quedarte donde quiera que ella se quede?
—Ya… Joan. Tienes razón pero…
—Pero no estás tan bien con ella. ¿Me equivoco?
—Pues no, no te equivocas.
—Si estuvieses bien con ella… no estaríamos hablando sobre esto. No tendrías dudas. No te seduciría lugar alguno al que ella no quisiese ir. Punto.
Conversación con una clienta sobre su reciente ruptura:
—Joan, ¿cuánto durará este dolor?
—En el mejor de los casos: lo que sea necesario.
—¿Y en el peor?
—Lo que tu quieras que dure.
—¿A qué te refieres, Joan?
—Pues que depende de las ganas que tengas de NO superar esto.
—Yo quiero superarlo.
—Veremos.
—¿Acaso no querría cualquiera superar algo así?
—No siempre. Muchos son los que prefieren sufrir cerca del pasado que vivir alejados de él.
—Yo no quiero eso…
—Eso dicen todos pero… al final lo único que cuenta es lo que se hace. Y si quieres superar esto, tendrás que hacer para que así sea.
—Entendido, Joan. Voy a demostrarte que quiero superarlo.
—A mí no. A ti.
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies