Cuando pides un mundo perfecto, pides un mundo sin sufrimiento.
Pero la capacidad para hacer sufrir a alguien viene dada por la libertad para elegir entre el bien y el mal.
Entonces, cuando pides un mundo perfecto, un mundo sin sufrimiento, estás también pidiendo un mundo sin libertad.
Cuesta mucho aceptar la idea de que éste, pese a todo, puede que sea el mundo más perfecto posible que admita el libre albedrío.
Porque eso… devuelve la responsabilidad al ser humano, no a Dios.
La libertad está bien. Muy bien.
Lo que se hace con ella es lo que puede estar mal. Muy mal.
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