En su explicación sincera el Señor Fox se remite a su salvajismo.
No se prolonga en su argumento pues la Verdad rara vez admite más de tres o cuatro palabras.
Como si toda la lógica del mundo descansara en lo brutal de la naturaleza. «Porque soy un animal salvaje». Punto.
Todos lo somos. Como él, puede que de forma inconsciente, negociemos a diario la cantidad de salvajismo a ceder.
Nos apetece levantarnos y marcharnos a mitad de una conversación tediosa y a veces (muchas) no lo hacemos. Otras veces asistimos a cenas o a reuniones con gente a la que no invitaríamos jamás a casa… Por poner dos ejemplos banales.
Y siempre se negocia al alza. Nunca a la baja.
Te propongo empezar a rechazar el «Cedo» de entrada. La negociación en primer término.
No hay nada más justo que observar la pura naturaleza de cada cosa y persona.
Abrazo la verdad de lo salvaje. De lo puro. Liberaré o abrazaré por medio de lo natural.
Lo esencial.
Eres un animal salvaje. No me negocies eso porque no voy a ceder.
Paz.
Pd: tenéis que ver la peli. «Fantástico Sr. Fox»