10 de Noviembre, 2018.
Muchos niños sufren en el colegio. El bullying es un ego cercenador de auto-estima infantil. Me la suda lo que se esté haciendo, está claro que no es suficiente. Estamos más preocupados del «día de la fruta» que de estas cosas. Nombres bordados en calcetines, grupos de whatsapp de padres como patio de luces de cotorras y otras muchas cosas que, siendo buen chico, diré que tienen una importancia relativa.
Pero hay bullying. Incluso en edad de parvulario. Lo he visto con mis ojos. Lo sabéis tan bien como yo.
Cuando yo era niño había un par de figuras realmente fuertes en mi colegio. En concreto un profesor y una profesora. Nadie hablaba nunca con ellos, ahora bien, cuando había un problema deseabas que alguno de los dos apareciera por ahí.
Me pregunto si el coleguismo absoluto profesor/alumno actual se está cargando esa verdadera protección. Si el jodido buenismo nos está haciendo ineficaces. Yo creo que sí. Y estoy deseando, para mi tranquilidad, que alguien me demuestre lo contrario.
No quieren un policía (o dos) en cada patio. Se quejan de personal. Pero no quieren más personal. No quieren estado policial, no quieren molestar. El bullying sigue creciendo. ¿Por qué no hay una charla semanal sobre eso de alguien que lo haya vivido y sepa cómo funciona? Los libros y la formación académica no llega a todos los puntos. No eres capaz de contarme nada así que no hayas vivido. Puede leer sobre cómo huele la mierda, pero sólo puedo hablarte de ella y puedo reconocerla si la he olido en algún momento de mi vida.
¿No te gusta mi lenguaje militar? Las revoluciones no son simples ni son para los débiles, por mucho que después se vean beneficiados por ellas. Algunos no daremos un solo paso atrás. Los pesados suelen ganar siempre… siempre que no se retiren.
Sigamos. Porque no se está haciendo lo suficiente.
PAZ.