Hay que aceptar las verdades inevitables de la vida.
Sobre todo porque son las que asientan las reglas de este serio juego que es vivir.
Y porque se imponen y se mantienen una y otra vez.
Todo el tiempo, desde siempre y para siempre.
Pensamos que el mundo se ajustará a nosotros.
Que tiene un hueco justo con nuestra forma esperándonos.
Y que siempre habrá mesa libre para nosotros.
Pero no es verdad. No hay reserva.
Lo único que hay es un búscate la puta vida.
Lucha. Sacrifícate.
Y acepta que nadie te debe un carajo.
FUERZA Y PAZ.