Si solo pudiese dar una cosa a alguien, elegiría darle esperanza.
Sabría, así, que nunca se hundiría del todo.
Que seguiría con ganas de levantarse cada mañana.
Que su sangre no se habría convertido en pesimismo.
Que la fortaleza no huiría jamás de su corazón.
Que lo seguiría intentándolo.
Que buscaría la manera.
Que no se compadecería de sí misma.
Que jamás vería una víctima al mirarse al espejo.
Que no se colgaría de ninguna mano sino que tiraría fuerte de ella.
Que siempre vería una cabeza alta.
FUERZA Y PAZ.
Y ESPERANZA.