Yo mismo dije una vez “yo solo leo ensayos, tengo mucho por aprender y no quiero perder el tiempo con novelas”.
Fue así durante mucho tiempo hasta que, irónicamente, leyendo uno de mis ensayos favoritos vi cómo el autor recomendaba multitud de novelas hasta el punto que parecía fuertemente influenciado por ellas. Entonces me lancé y aunque obviamente había leído algunas novelas en mi vida me dediqué a leer novelas y escritos de no-ficción como nunca antes… y Dios, cuánto aprendí.
Y cuánto sigo aprendiendo.
Ahora leo una novela, escrito de no-ficción, libro de historia o biografía por ensayo.
¿Y qué he ganado con el cambio? Todo esto:
- Escribo mejor. De no haber leído a Hemingway, Carver, King, Foster Wallace o a Chéjov no habría llegado jamás a escribir como escribo hoy. Simplemente no habría alcanzado el nivel necesario para plasmar mi filosofía en palabras.
- Más filosofía. Hay muchísima filosofía en libros que no son ensayos. Soy mejor filósofo y pensador después de leer a Dostoyevski, Tolstoi, McCarthy, Camus, Huxley, Kundera o Landero.
- Vocabulario. He ampliado tanto mi vocabulario leyendo obras que no son ensayos que puedo pensar y elaborar pensamientos con mucha más eficacia que antes. Recuerda que solo puedes pensar con las palabras y términos que conoces.
- Erudición. Mi nivel de erudición es, paradójicamente, mayor que cuando solo leía ensayos.
- Leo mejor los ensayos. Me cuesta mucho menos leer ensayos difíciles o antiguos gracias al punto 3.
- Historias. Las novelas tienen la magia de entregarte una idea, concepto o incluso una filosofía a través de una persona, un personaje. Y eso hace que se integre mucho mejor al personalizarlo y empatizar con él. El ensayo, al estar casi siempre despersonalizado no consigue este efecto.
- Una nueva pasión. Leer libros aparte de los ensayos te abre un universo nuevo de obras por leer. Y eso es una maravilla. Al fin y al cabo, seamos sinceros… los ensayos realmente excelentes escasean y es fácil para el lector intensivo dar pronto con un muro que le lleve al aburrimiento y la desidia. Si eso pasa, el lector dejará de serlo en muy poco tiempo.
Ahí lo tienes. Casi nada.
Dicho esto, espero haberte animado a leer otras obras. Te dejo aquí una serie de sugerencias por las que respondo personalmente con mi sangre como aval:
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- Un mundo feliz – Aldous Huxley
- La muerte de Ivan Ilich – Tolstói.
- Crimen y castigo – Dostoyevski.
- El viejo y el mar – Hemingway.
- Open – Andre Agassi.
- La carretera – Cormac McCarthy.
- Los últimos días de Immanuel Kant – Thomas de Quincey.
- Lluvia Fina – Luis Landero.
- El guardián entre el centeno – Salinger.
- Autobiografía de un yogui – Yogananda.
- Cuento de Navidad – Dickens.
- El principito – Saint-Exupéry
¡A LEER!
FUERZA Y PAZ.
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