«Si vas a agradar, que sea agradándote A TI PRIMERO».
Escribí esto en la regla 41 de mi nuevo libro «Las 48 reglas de la disciplina».
Porque, no es malo agradar a los demás, ¿por qué iba a serlo?
Lo que sí es malo es intentar agradar a cualquier precio.
Si para agradar a la persona que quiero agradar me dejo de agradar a mí, ¿de qué me sirve? ¿Qué he conseguido? Nada y menos.
Para mí es como escribir un libro o un artículo: primero me tiene que gustar a mí. Porque ¿para qué quiero escribir un libro que le gusta a todo el mundo menos a mí?
—Oye Joan, me encanta tu libro.
—Ah, qué bien, yo lo odio. Pero gracias.
No tiene sentido.
Y es una buena costumbre no hacer cosas que no tengan ningún puñetero sentido.
Hazme caso.
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FUERZA Y PAZ.
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