En tu esperanza eres invencible.
Pues depende exclusivamente de ti.
Nada ni nadie puede quitarte ese poder.
Es el cimiento que se descubre cuando se retiran los escombros.
Es lo que encontrarías tras barrer las cenizas del fénix.
He perdido muchas veces en mi vida. Muchísimas.
Pero nunca me he sentido como un perdedor.
Jamás me he sentido hundido ni arrasado.
Y fue así por mi brutal e hipertrofiada esperanza.
Por esto es que jamás me preocupo por las derrotas.
Sino por mis niveles de esperanza.
Solo yo puedo derrumbarme.
FUERZA Y PAZ.
Y ESPERANZA.