Primero es la valentía y, después, la fortaleza.
La fortaleza es cuestión de mil pasos.
La valentía, de uno. El primero. El que abre la puerta a todo lo demás.
Sé valiente. Hazte valiente.
Conviértete en una máquina de dar el primer paso.
Si lo consigues, te asombrará lo fácil que es convertirse en alguien fuerte y seguro.