Tiene sentido sentirse bien cuando no perdonas… pero será temporalmente. No tengas dudas al respecto.
Durante un tiempo sentirás que no puedes perdonar. Incluso llegarás a sentir cierto gusto morboso. Es normal. Es la primera fase, y así debe ser. Respeta los tiempos. Si te saltas alguna de estas fases lo más seguro es que tu perdón sea falso o que no consiga los efectos que el verdadero perdón otorga.
¿Sabes? Por muy bien que te sientas ahora debes saber que cuando odias y no perdonas en tu interior se gesta una suerte de gripe del alma. Un día no podrás contenerla más y todos los síntomas aparecerán. Te dolerá. Te quemará tanto esa fiebre que el mágico momento del perdón te parecerá obvio y natural.
Tu momento con el perdón llegará. Intenta llevar tu rencor en soledad y silencio. No dañes a nadie. Odia si tienes que odiar. Aquí no hay «debería» ni «tendría» que valgan.
Los individuos que mejor ejercen y entienden hoy el perdón son aquellos que, tiempo atrás, ejercían de guerreros del rencor y el odio. No comprendes la importancia de una preciosa primavera sin la crudeza de un frío invierno.
Ya me cuentas cuando te veas ahí.
FUERZA Y PAZ.
Joan Gallardo.