Qué bonito es meditar. Y qué más bonito es cuando se hace sin reglas ni normas al respecto.
Yo pienso que la meditación es algo inherente al ser humano. Todo sabemos hacerlo. Nos viene de serie, aunque no lo usemos casi nunca. Por lo tanto, también creo que la mejor forma de meditar para cada persona es un asunto individual al que se accede mediante la experimentación y la necesidad del individuo, contexto y momento dado.
Esto no quiere decir que uno no pueda interesarse por diferentes escuelas y métodos, por supuesto, me parece hasta interesante, pero sin llenarse el corazón de normas y reglas, como he dicho antes.
Creo que no hay una forma errónea de meditar. Que todo es experimentación útil; entrenamiento. Y ahí debes estar tranquilo y confiado, sabiendo que estás extrayendo de la meditación justo lo que necesitas.
No hay tiempo mínimo, ni máximo. Ni niveles. Si después de la meditación estás más tranquilo, más en paz, más sosegado y has conseguido acallar un poco más ese ruido mental puedes darte por experto ante tus propios ojos. Eso de «hey que yo medito 7 hora seguidas» puede ser genial o una puta mierda (o una puta mentira directamente). Olvídate. Yo he tenido sesiones largas que parecían apenas unos minutos y otras renovadoras de apenas 10 minutos que parecieron horas. El tiempo no es importante aquí. En mi opinión… ahí dentro tan siquiera hay tiempo…
No hay más. Piénsalo.
Sigue. Vale la pena.
FUERZA Y PAZ.
Joan Gallardo.