Saltar al contenido

¿Por qué nos resistimos a cambiar cuando sabemos que deberíamos y podríamos hacerlo?

Ayer un cliente me dijo lo siguiente:

—Joan, ¿por qué nos resistimos a cambiar cuando sabemos que deberíamos y podríamos hacerlo?

Es una gran pregunta. Esto es lo que le contesté:

—Mira, infravaloramos la capacidad para cambiar que tienen las personas. Pero también infravaloramos lo poco que les seduce la idea. ¿Por qué pasa eso? Sobre todo porque es más fácil no cambiar que cambiar, por mucho que pueda convenir. Es más fácil no ponerse en forma que ponerse en forma, es más fácil no ahorrar que ahorrar, y es más fácil seguir durmiendo que levantarse de la cama. Esto es así. Sabemos cuando algo nos conviene pero no siempre queremos hacer lo que nos conviene. Es uno de nuestros fallos más garrafales.
Además está el hecho de que el cambio siempre es desconocido. Nos adentra en lo desconocido. ¿Cómo será mi vida si cambio? ¿Qué pensarán mis amigos? ¿Y mis familiares? ¿Y si no les gusto una vez cambie?
Para terminar, está la gran cuestión: ¿Y si cambio y mi vida va a peor? ¿Quién me asegura de que el cambio será a mejor? ¿No será mejor quedarme como estoy y simplemente apechugar?

68/1000

FUERZA Y PAZ.


Publicado enEl Blog de Joan.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies