La mayoría de personas que no se perdonan lo hacen porque creen no merecerlo. Es muy triste. Tan triste como severo.
Algunos otros no se perdonan porque desconfían de sí mismos. Piensan que pueden volver a cometer el error o falta por el cual no se perdonan, entonces piensan: «¿Para qué voy a perdonarme si siempre vuelvo a cagarla en lo mismo?».
Si lo piensas, los motivos por los que te cuesta perdonarte son casi idénticos por los cuales te costaría perdonar a otra persona.
Normalmente no se perdona a otra persona porque nos ha fallado varias veces o porque creemos que no se merece nuestro perdón. De esta forma, creemos mantener cierta justicia en nuestra vida y, de paso, en un trocito del mundo.
Te presto el método que yo uso con mis clientes. Es siempre el mismo y termina funcionando tarde o temprano por su pura lógica. Solo tienes que contestar unas cuestiones y reflexionar sobre todo ello. Adelante.
RESPONDE A ESTAS PREGUNTAS:
- ¿Tiene alguna utilidad que no te perdones? ¿Beneficia a alguien?
- ¿No has aprendido la lección de lo que hiciste?
- ¿Tienes un compromiso fuerte para no volver a cometer el mismo error que te tiene así ahora?
- ¿No sería tu vida y la de los tuyos mejor si te perdonaras?
- ¿Qué estás dispuesto a hacer para considerarte merecedor de ese autoperdón?
- ¿Puedes perdonarte ahora mismo y demostrarte cada día que te lo merecías?
En las respuestas a estas preguntas está el camino hacia el autoperdón.
Insiste. Vale muchísimo la pena.
FUERZA Y PAZ.
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