Dite la verdad. Siempre.
Porque no se miente a quien queremos que nos quiera.
Tampoco a quien queremos que confíe en nosotros.
La mentira pudre el alma. La ocupa entera.
La destroza desde dentro.
Ni el respeto, ni la confianza ni el amor pueden convivir con la mentira.
Y sin respeto, confianza ni amor… la vida es menos vida.
Haz de la verdad tu prioridad. Tu hogar. Tu país.
Y entrégate a ella.
FUERZA Y PAZ.
Y AUTOCONFIANZA.