Cuidado sobre quién viertes tus desgracias y penas del día a día. Ya que siempre suele ser sobre las personas que tienes cerca. Tu pareja o tu mejor amigo NO necesitan saber las mierdas que te suceden a lo largo de la jornada. Es contigo mismo con quien tienes que hablar. Es contigo mismo con quien toca hacer balance, análisis y resolución de problemas. No necesitas una palmada en la espalda. Necesitas una patada que haga saltar por los aires todo lo que no te gusta de tu vida. O dejas los problemas de tu trabajo en el trabajo, o dejas el problema que es tu trabajo. O tragas con los problemas de tu vida o los solucionas tú mismo. Todos tenemos (regalo y privilegio) una vida con la que tratar, pero nadie merece soportar las vidas de las que nadie se hace cargo.
Cuando tomes esa consciencia y determinación para dejar de dar pena encontrarás la ayuda de los que tienes cerca. Hasta entonces, no tienes derecho.