Muchas vidas son creadas en torno a la mentira. Enamoramos como actores, hablamos como locutores, escribimos como semi–poetas, andamos como modelos y vestimos como maniquíes. Arrastrados por las olas de «lo que debe funcionar mejor» en el mar de «lo que se supone que debes ser«. Un día nos cansamos de actuar y llega el turno de vivir. En ese momento descubrimos que el papel interpretado es tan monstruosamente gigantesco que pensamos que quizás es mejor dejarlo todo como está. En ese instante estamos más cerca del final que nunca, pero ni nos damos cuenta de que la muerte ya nos dio caza mucho tiempo atrás, justo cuando la cobardía y la mentira se unieron.
Deja de mentir. Deja de mentirte. Empieza a vivir.