No hay peor cárcel que el pensamiento desbocado, ni peor custodio que la mente incontrolada. Además son tan sutiles y hábiles que te tienen mirando a otros enemigos constantemente. Te encomiendan a «ismos» para que te alejes aún más de tu responsabilidad, espíritu y esencia. El ser humano tiende a aliarse siempre con quien más dolor le provoca. Como si buscaran inconscientemente un castigo para su propia culpabilidad y baja auto-estima. Esa voz en tu cabeza habla sólo desde tu permiso y tiene el poder que tú le otorgas.