Salva al mundo salvándote a ti mismo. Un día vas a apagar un fuego y cuando llegas no tienes agua. Entonces huyes. Maldices el fuego y hasta maldices el agua que tú mismo olvidaste. Lo que sea antes de mirar hacia dentro. No hay culpables ni verdugos. No hay fuego fuera, todo el incendio que debe ser sofocado se encuentra dentro. Debes empezar por ahí.