No hay tiempo. Haces mil y una cosas al día pero cuando te toca a ti, el reloj y la agenda te ignoran. Te pones tan al final de la lista que jamás hay momentos propios. Sólo hay momentos tuyos para los demás. En realidad no hay tiempo, pero estás tú. Y si te das cuenta de que estás aquí y ahora, entonces puedes crear tiempo.