Cada interacción con los que amas es una oportunidad increíble para mirar tu alma a través de sus ojos. Será difícil perdonarse terminar la vida sin haber repartido tantísimo amor como realmente podías. El amor que eres capaz de dar es exactamente el mismísimo amor que eres capaz de recibir. No es una transacción sino un círculo cerrado. Sin inicio ni final, perfecto en su equilibrio e irrompible.
Reflexiones y escritos diarios sobre la vida.