Ese estado donde eres paciente. Porque no te queda otra. Pero ardes.
Y usas ese tiempo pensando en todo lo que vas a hacer cuando vuelvas.
Proyectos, ideas, estrategias, entrenamientos, programaciones, experimentos, vídeos, pruebas… Me hierve el alma.
Mi paciencia es activa en mi corazón. Salvaje.
Yo nunca estoy parado. Nunca estoy lesionado.
Como decía mi padre: «yo no duermo, pienso con los ojos cerrados. Medito». Y olé.
La vida te da. No para de darte. Aunque sean cosas así. Debes recogerlo todo.
Un montón de tablones de madera pueden convertirse en una casa. Un montón de fango tiene potencial de jarrón.
Algo construiré con esto. Ya lo veréis.
PAZ.