Estaba esta mañana leyendo el fantástico ensayo de Ortega y Gasset titulado «El hombre y la gente» cuando he leído la siguiente frase:
«Camina el hombre siempre entre precipicios y, quiera o no, su más auténtica obligación es guardar el equilibrio».
Qué bueno era este hombre, por cierto.
Y me he acordado al momento, no sé muy bien por qué, de la canción de Los piratas que se llamaba «El equilibrio es imposible».
Quizá porque creo que el precipicio es justo ese: la idea de que el equilibrio es imposible.
Pero es tan imposible como necesario, y por eso, consideramos equilibrio al puro andar por el borde del precipicio aunque sin caer.
Y creo, de nuevo, que quizá eso sea lo más conveniente: caminar en el precipicio con un ojo puesto en el abismo, porque es eso precisamente lo que hace que no caigamos. La perspectiva del abismo evita el abismo. Creyéndonos lejos del abismo, confiados, tontos, es cuando la caída se hace más posible, más probable.
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FUERZA Y PAZ.