«Ojalá hubiese querido verlo».
«Ojalá pudiese volver atrás y afrontarlo».
«Ojalá no hubiese decidido mirar a otro lado».
Estos son los angustiosos lamentos que hoy dicen los que se autoengañaron en el pasado. De los que no quisieron aceptar la realidad.
Estos son, también, los angustiosos lamentos que pronto dirán los que hoy decidan autoengañarse y no aceptar la realidad.
Al tiempo si no.