En algún momento creíste que era mejor opción cambiar la realidad que aceptarla.
Y que además tenía más valor hacerlo así.
Que eso te convertía en una especie de héroe.
En una fuerza hacedora de nuevas realidades.
En un neo-poema épico.
Pero cuando uno va en contra de lo que es, se suele terminar en tragedia.
Porque la verdad se impone. Imparable.
Muchas veces en contra de los deseos del individuo.
Como ha hecho siempre.
Como hará siempre. Hasta el fin de los días.
Hay que ser muy fuerte para aceptar la verdad.
Pero nada aclara tanto el panorama como hacerlo.
El primer peaje hacia una buena vida es la aceptación.
El abandono de la lucha contra la verdad.
La resignación que hace posible el retorno al camino.
La muerte de la vanidad y la revelación de la humildad.
FUERZA Y PAZ.