Son más las personas buenas que las malas, búscalas y rodéate de ellas.
Porque la vida es buena, sobre todo, con gente buena cerca.
Y, por lo tanto, puede que no sea tan buena con gente mala cerca.
El amor y la esperanza viven de la misma sangre.
Comparten circuito.
No pueden separarse sin que muera el ser.
El ser apenas puede vivir sin ellos.
Por eso, tener a personas buenas cerca es vital.
Personas a quien querer.
Y que te quieran.
El compromiso del amor y la preocupación.
Del cuidado.
Del sentido que da a la vida amar y ser amado.
De la esperanza que da al día a día por su propio sentido.
Rodéate de gente buena.
Ama y déjate amar.
Y la esperanza rebosará en ti.
FUERZA Y PAZ.
Y ESPERANZA.