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La vez que creí enloquecer – Extracto de «Las 48 reglas de la disciplina».

En mi nuevo libro «Las 48 reglas de la disciplina» escribí lo siguiente:

«Recuerdo que una vez, hará unos veinte años, en la tapicería familiar tuvimos que estar tres días enteros trabajando para entregar un pedido. Y cuando digo «enteros» quiero decir «enteros», tapizando también toda la noche. Se hizo porque se tenía que hacer y porque una cosa así pasaba cada muchos años, pero de haberse convertido en algo habitual, habría sido mucho mejor terminar cerrando».

Cómo me acuerdo de esas noches en la tapicería. Creí enloquecer. De verdad. De hecho, creo que el ayudante que teníamos enloqueció en la madrugada del segundo día. De repente se puso a perseguir dando saltos a una rata que sólo él vio entre las butacas que teníamos que tapizar.

Una semana después le conté «la proeza» a un amigo y éste me dijo «ostras, vaya cojones tenéis». Yo me lo quedé mirando sin decir nada porque no veía el mérito por ninguna parte. ¿Qué remedio teníamos? Tras unos segundos terminé por decirle: «si eso es tener cojones prefiero no tenerlos y a cambio no tener que hacer cosas así».

Recuerdo también decirle a mi madre esto: «¿qué hacemos tan mal para vernos en situaciones así?», y quizá esa era la clave y la lección: cuanto mejor haces las cosas, menos cuesta hacerlas y menos problemas surgen.

Por eso: cuanto más disciplinado, menos cuesta seguir siéndolo y menos proezas hay que ir haciendo.

48/1000

FUERZA Y PAZ.


 

Publicado enEl Blog de Joan.

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