La paternidad puede cambiar a mejor a las personas excepto a aquellas que no tienen remedio alguno.
Así entonces quien esté pensando en tener hijos a modo de terapia personal será mejor que se lo piense dos veces. O doscientas.
Además, no es el fin de un hijo mejorar la vida de sus padres sino al contrario.
Tampoco es el fin de un hijo educar a sus padres… sino al contrario.
Todo este asunto de la paternidad es demasiado serio como para tomarlo pensando en uno mismo.
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Joan Gallardo.
FUERZA Y PAZ.