No dejes que los injustos te pasen por encima.
Plántales cara. No te amilanes.
Recuerda que el abusón vive del miedo y la inacción del abusado.
Mírales a los ojos y diles: «Por aquí no vas a pasar».
Y que no pasen.
No te engañes.
Esto es siempre una lucha del bien contra el mal.
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