Sin esperanza no hay sueños, objetivos ni metas.
Y viceversa.
Si no tengo esperanza, me olvidaré de soñar.
Si no tengo sueños, no podré fundar una esperanza.
Necesito un punto en el horizonte.
Que le dé sentido al camino que lleva hasta él.
Y convierta al todo en algo apetecible.
Pese a la dificultad y a la posible derrota.
Quizá no haya nada al final del arcoíris.
Pero… ¡qué arcoíris tan bonito es este!
FUERZA Y PAZ.
Y ESPERANZA.