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La disciplina por la disciplina es un absurdo.

Decía en mi nuevo libro «Las 48 reglas de la disciplina» que la disciplina no puede ser tratada como un fin en sí misma sino como un medio hacia otra cosa mejor.

Lo que quiero decir con eso es que la disciplina nos tiene que servir para alcanzar otra cosa mejor que ésta. Y esa cosa es la felicidad.

No tiene sentido ser disciplinado para poder ser disciplinado.
Es como decir que uno quiere dinero para tener dinero. No, uno quiere dinero porque le da una vida mejor, porque le ahorra los dolores de cabeza relacionados con la economía personal o porque le sirve para dar una vida mejor a sus hijos, por ejemplo.
Pues uno tiene que querer ser disciplinado para poder acercarse más a la felicidad, a la paz interior y al orden.

Si no lo enfocamos así, es que no hemos entendido nada.
Si no entendemos la disciplina así, jamás llegaremos a dominarla.

16/1000

FUERZA Y PAZ.


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Publicado enEl Blog de Joan.

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