Las etiquetas no forman parte de tu diccionario porque sabes que los términos dependen de la limitación del lenguaje.
Sabes que eres más que letras ordenadas.
Por eso no te molestan las palabras.
Por eso no necesitas explicar qué es esta nueva consciencia. Porque reside en tu espíritu, donde nadie más que tú conoce el idioma.
Donde reconoces que tu esencia explica más que tu boca.